A través de mi dermatoscopio
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Quinta ola bajo el sol y cinco errores que la acompañan
Aunque la dimensión sanitaria de esta nueva embestida sea limitada, habrá consecuencias económicas y muertos que deberíamos haber evitado. Es la realidad tras el triunfalismo
Como dermatólogo me tocaría hablar ahora de los peligros del exceso de sol y del efecto a largo plazo de las quemaduras solares sobre nuestro riesgo de padecer melanoma. Yo me dedico a su prevención. Sin embargo, las actuales cifras de la covid-19 se imponen a la hora de elegir sobre qué escribo.
En muchos momentos de la pandemia en España han fallecido más pacientes en un solo día por la covid-19 de los que fallecen por melanoma en todo un año. Muertes con frecuencia evitables. Unas y otras. En este momento, el número de contagios por SARS-CoV-2 declarados en un solo día multiplica por cinco al de melanomas diagnosticados en todo un año. Así que en este momento cualquier esfuerzo por limitar los contagios entre las personas aún más vulnerables salvará sin duda muchas más vidas que el esfuerzo por limitar la exposición solar excesiva en las personas de piel más clara. Aunque en ambas cosas debamos esforzarnos.
Mirando hacia atrás
El día 10 de mayo, a raíz del final de nuestro estado de alarma, publiqué un artículo en este mismo foro que concluía con esta frase: "Lo visto y vivido durante la primera noche posestado de alarma en España va, simplemente, en la dirección equivocada".
Como suele ser habitual en estos casos, uno suele recibir por este y parecidos comentarios tanto encendidos elogios como sonoras descalificaciones. El martes 13 de julio se declararon en España más de 40.000 contagios. Ustedes juzgarán ahora si mi impresión de entonces iba o no bien encaminada. Y no es una cuestión ni de más normativa ni de más restricciones (que además nos llegan sistemáticamente tarde y son de cuestionable eficacia). El problema es el incumplimiento de la normativa más básica de protección que ya existe.
"La mayoría de los contagios se producirán, a partir de los jóvenes asintomáticos, en sus domicilios y en reuniones familiares o de amigos"
En ese artículo, yo hablaba de una futura cuarta ola porque nunca consideré que el repunte en torno a la Semana Santa mereciera el calificativo de 'ola'. Pero muchos lo consideraron así, de forma que ya estamos en nuestra quinta ola. En pleno mes de julio y en un país tan dependiente del turismo veraniego como el nuestro. ¡Para sentirse orgullosos! Desde el principio de la pandemia hemos cometido innumerables errores, que yo a menudo he centrado en tres esferas: falta de realismo, falta de responsabilidad y falta de liderazgo sociosanitario. No siempre en la misma medida ni de igual manera en las diferentes olas.
Los cinco errores concretos que justifican lo que estamos viviendo y vamos a vivir en esta quinta ola (algunos aún corregibles en parte y de forma sencilla) son en mi opinión los siguientes:
- No acabamos de entender que esta crisis es tanto sanitaria como social y económica. Mucha gente, mayoritariamente joven, está incumpliendo las normas más básicas de prevención de contagios arguyendo 'cansancio' y que los contagios actuales entre jóvenes no son un problema porque no van a colapsar los hospitales ni van a causar muchos muertos. Incluso si así fuera, que está por ver, el daño que nuestras actuales cifras de contagios hacen sobre el turismo y nuestra economía puede ser enorme. Suma y sigue.
- No nos han explicado bien o no hemos entendido aún la dinámica y los tiempos de esta pandemia. Muchas semanas antes de los picos de hospitalizados y muertos en cualquier ola, el virus ya se está expandiendo entre círculos amplios de personas asintomáticas (la mayoría jóvenes, por eso son asintomáticas). Cuando lentamente permea, a través muchas veces del contagio intrafamiliar o de círculos más reducidos de amistades, hacia sectores de la población aún no vacunada de más edad y más susceptibles de enfermar de forma grave, es cuando tenemos el problema más serio y ya sin apenas margen para evitarlo. Afirmar que esta quinta ola está generando muchos contagios, pero pocos hospitalizados y muertos, en parte gracias a las vacunas, es a día de hoy improcedente, ya que los muertos actuales, en lento descenso desde hace semanas, proceden de la meseta residual y exasperantemente larga posterior a la cuarta ola. Los hospitalizados graves por esta quinta ola, cuando los haya, y los muertos, que también los habrá, los veremos principalmente a finales de julio y en agosto. A partir de entonces deberemos hacer el balance, no ahora. Por supuesto que serán muchos menos que en anteriores olas. Pero serán muchos más de los que deberían ser. Y serán mucho más jóvenes que en las olas previas.
- Por no implementar bien y cumplir masivamente algunas medidas muy básicas y sencillas de protección que giran alrededor de la tríada mascarilla-limpieza-distancia, más la ventilación en espacios cerrados, que son compatibles con muchísimas actividades de todo tipo sin restricciones adicionales y con mínimos riesgos, nos vemos de nuevo abocados a aguantar otra vez más restricciones, mucho más molestas y que a menudo llegan tarde para alcanzar el objetivo de reducir hospitalizados y muertos generando pese a todo un elevado daño socioeconómico. Y no olviden algo muy importante: la mayoría de los contagios actuales se están produciendo fuera de las casas y fuera de las actividades de restauración y ocio regladas. Pero la mayoría de los contagios que generarán casos graves y muertos se producirán, a partir de los jóvenes asintomáticos ya contagiados, en los propios domicilios y en reuniones familiares o de amigos que ya nada tendrán que ver con botellones y reuniones masivas y descontroladas de gente muy joven a media noche los fines de semana. Como casi siempre, actuaremos tarde sobre las vías de expansión inicial y masiva del virus, cuando ya es poco útil hacerlo. Y llevaremos en algunos ámbitos nuestras restricciones hacia sectores de restauración y ocio que muy poco han tenido ver con la propagación de esta quinta ola, y que muy poco tendrán que ver con la llegada del virus a las personas ahora más vulnerables.
- La polémica actual sobre el uso de mascarillas en espacios abiertos está desenfocada y es absurda. Ya me he pronunciado también sobre este asunto en este foro. Las mascarillas ahora mismo son imprescindibles en los eventos y situaciones supercontagiadoras protagonizadas por personas no vacunadas, y ahí vemos a diario que muchos no las usan, con una tolerancia de las autoridades a veces pasmosa hacia ello. Y sin embargo vemos a gente sola y probablemente ya vacunada caminar por la calle con la mascarilla puesta. El mundo al revés. El fuego se apaga con agua, no con gasolina. Y el agua debe dirigirse hacia la base de las llamas, no a los que están alrededor mirando lo que se quema.
- Desde que se autorizaron las primeras vacunas sobrevaloramos nuestra capacidad para vacunar a un porcentaje suficiente de la población antes del verano, todo ello enmarcado en mensajes más propios de expertos en marketing político que de expertos en vacunas. Los mensajes fueron corrigiéndose según se hacía evidente que 'antes del verano' sería en realidad 'durante el verano' y finalmente 'al concluir el verano' (y espero que a estas alturas nadie confunda el pinchazo de la primera dosis con estar debidamente inmunizado). Y todo ello siempre imbuido de un mensaje infantilmente triunfalista. Como lo fue el final del estado de alarma o la nueva normativa sobre uso de mascarillas en exteriores. Y obviando algunas limitaciones de las vacunas que los 'verdaderos expertos' sabían que tendrían, así como los problemáticos efectos de la emergencia de nuevas variantes del virus más contagiosas.
Esto es lo que hay. Más de 20.000 contagios diarios de nuevo. Algunos días, muchos más. Líderes en Europa. En pleno verano. En un país que tanto depende del turismo. Algunos hospitales ya preparan de nuevo sus plantas covid. ¿De quién es la responsabilidad de este fracaso? ¿O esto no es un fracaso? A finales de agosto, hablamos.
Como dermatólogo me tocaría hablar ahora de los peligros del exceso de sol y del efecto a largo plazo de las quemaduras solares sobre nuestro riesgo de padecer melanoma. Yo me dedico a su prevención. Sin embargo, las actuales cifras de la covid-19 se imponen a la hora de elegir sobre qué escribo.