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Disfunción eréctil y alzhéimer: ¿más en común de lo que parece?
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Dr. Martínez-Salamanca

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Disfunción eréctil y alzhéimer: ¿más en común de lo que parece?

Un nuevo estudio al respecto podría ser el primer paso para investigar en otras enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson y la esclerosis lateral amiotrófica

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Investigadores estadounidenses han constatado, después de seis años de seguimiento, que los pacientes que consumen el principio activo de Viagra (sildenafilo) tienen un 69% menos probabilidades de desarrollar alzhéimer que los que no lo hacen.

Un nuevo estudio llevado a cabo por la prestigiosa Cleveland Clinic, en Estados Unidos, ha identificado el sildenafilo, fármaco con el que los urólogos tratamos la disfunción eréctil (Viagra), y Revatio, fármaco para la hipertensión pulmonar, como candidatos para ayudar a prevenir y tratar la enfermedad de Alzheimer. Esta no es una investigación más, sino que es un claro ejemplo de cómo la reutilización de fármacos, es decir, el uso de medicamentos existentes para nuevos fines terapéuticos, puede ofrecer una alternativa real al largo y costoso proceso convencional de descubrimiento de fármacos.

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Mediante el análisis a gran escala de una base de datos de más de 7 millones de pacientes, el equipo de investigación dirigido por el doctor Cheng, del Instituto de Medicina Genómica de Cleveland Clinic, determinó que el sildenafilo se asocia a una reducción del 69% de la incidencia de alzhéimer, lo que indica la necesidad de seguir realizando ensayos clínicos de seguimiento de la eficacia del fármaco en pacientes con esta enfermedad. En concreto, el sildenafilo redujo el riesgo de sufrir la enfermedad en un 55% en comparación con el losartán, en un 63% en comparación con la metformina, en un 65% en comparación con el diltiazem y en un 64% en comparación con la glimepirida, fármacos todos ellos muy extendidos en el tratamiento de la hipertensión arterial o la diabetes.

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Estos resultados, que han sido publicados en la revista 'Nature Aging', muestran que Cheng utilizó una metodología computacional para examinar y corroborar los fármacos aprobados por la FDA como posibles terapias para el alzhéimer. Utilizando una inmensa red de mapeo genético, los investigadores incorporaron datos genéticos y otros datos biológicos para determinar cuáles de los más de 1.600 fármacos aprobados por la FDA podrían funcionar como un tratamiento eficaz para el alzhéimer.

Definieron los fármacos que se dirigen tanto al amiloide como a la proteína tau, "El sildenafilo, que ha demostrado mejorar significativamente la cognición y la memoria en modelos preclínicos, se presentó como el mejor candidato a fármaco", reconoció Cheng, y explicó que "la interacción entre la proteína beta amiloide y la proteína tau contribuye más al alzhéimer que cualquiera de las dos por sí solas”. Por tanto, concluye con que su hipótesis radica en que los fármacos dirigidos a la intersección de la red molecular de los endofenotipos amiloide y tau deberían tener el mayor potencial de éxito.

Un área creciente de investigación

Más allá de profundidades científicas, este trabajo es una evidente muestra de que existe un área creciente de investigación en medicina de precisión en la que los grandes datos son la clave para conectar los puntos entre fármacos existentes y enfermedad complejas y degenerativas como el alzhéimer. El equipo de Cheng ha descubierto que la comprensión de los subtipos (endofenotipos) de las enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, puede ayudar a descubrir los mecanismos subyacentes comunes y guiar al descubrimiento de objetivos procesables para la reutilización de medicamentos.

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La acumulación de proteínas beta amiloide y tau en el cerebro hace que se creen depósitos de amiloide y ovillos neurofibrilares de tau, dos rasgos diferenciadores de los cambios cerebrales relacionados con el alzhéimer. La cantidad y la localización de estas proteínas en el cerebro pueden ayudar a determinar los endofenotipos. Desafortunadamente, en la actualidad no existe aún ningún tratamiento aprobado contra el amiloide o los ovillos neurofibrilares tau, y en los últimos diez años han fracasado muchos ensayos clínicos relacionados con su búsqueda.

No obstante, es posible y deseable que este enfoque que ha desarrollado el doctor Cheng se aplique en un futuro a otras enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica, para acelerar así el proceso de descubrimiento de fármacos.

Investigadores estadounidenses han constatado, después de seis años de seguimiento, que los pacientes que consumen el principio activo de Viagra (sildenafilo) tienen un 69% menos probabilidades de desarrollar alzhéimer que los que no lo hacen.

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