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Como médico, ¿decido ser de los primeros en vacunarme contra el covid?
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Dr. Ricardo Ruiz Rodríguez

Nada más profundo que tu piel

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Como médico, ¿decido ser de los primeros en vacunarme contra el covid?

Doctor, ¿usted qué va a hacer? Esta es una pregunta que me hacen con frecuencia en la consulta. Para responderla, me gustaría dar datos sobre lo que sabemos y lo que no sabemos de la nueva inmunización contra el virus

Foto: Foto: Unsplash/@markuswinkler.
Foto: Unsplash/@markuswinkler.

Muchas personas dicen: "Yo no voy a ser de los primeros. No me fío de una vacuna que se ha desarrollado tan rápido". Pero hay que entender que estamos ante una situación única en la historia de la ciencia. Lo normal en el desarrollo de una vacuna es que pase un mínimo de 5 años en su desarrollo antes de su aplicación. Pero en este 2020 ha ocurrido algo que no había sucedido jamás: desde enero de este año, los mejores cerebros científicos y las compañías farmacéuticas más potentes del sector han decidido invertir una enorme cantidad de recursos en desarrollar una vacuna frente al covid-19.

"Aunque el desarrollo haya sido rápido, el proceso se ha realizado con el rigor y la seguridad de otras vacunas previas"


Además, al ser vacunas muy seguras, se han acelerado los permisos para su desarrollo: se ha permitido usarlas simultáneamente en modelos animales y humanos, y se ha permitido fabricar la vacuna incluso antes de que se finalicen los estudios. Por ello, aunque el desarrollo haya sido increíblemente rápido, todo el proceso se ha realizado con el rigor y la seguridad de otras vacunas”.

Datos de eficacia

También quería explicar de dónde vienen los datos de la eficacia de estas vacunas. Por ejemplo, en el caso de la vacuna de Pfizer hubo 43.000 voluntarios. A la mitad se les inyectó la vacuna y a la otra mitad un placebo (suero fisiológico). Meses después se comprobó que 94 personas se infectaron con el virus: 8 personas eran del grupo vacunado mientras que 86 personas pertenecían al grupo placebo. De estos datos se obtuvo que la eficacia de la vacuna era del 90%.

placeholder Foto: Unsplash/@dmhu.
Foto: Unsplash/@dmhu.

Los médicos estamos aprendiendo día a día sobre esta pandemia. A continuación, os voy a contar lo que se sabe y lo que no se sabe sobre las vacunas.

Lo que sabemos de las vacunas frente al covid-19

  • Los voluntarios que han participado en los ensayos de las vacunas han sido de todas las edades, demostrando una magnífica eficacia por encima del 90% incluso en personas de más de 65 años.
  • El porcentaje de eficacia nos ha sorprendido a todos. La vacuna de la gripe, que es muy útil, tiene una eficacia menor del 60%. La OMS acepta vacunas si la eficacia es por encima del 50%.
  • Dos vacunas (Pfizer y Moderna) están basadas en tecnología RNA (ácido ribonucleico, es decir, material genético) para lograr una respuesta inmune. Se diferencian de las vacunas tradicionales en que no se administran agentes vivos atenuados ni fragmentos del virus, por lo que no existe el peligro de provocar la enfermedad que se pretende evitar.
  • Las vacunas RNA se eligieron en su día por su seguridad y por tener la capacidad de producirse a gran escala con mayor facilidad.
  • Las dos vacunas RNA se han testado en ratones y macacos, demostrando su seguridad y la capacidad de producir una robusta respuesta inmunológica.
  • El ensayo de la vacuna de Pfizer se realizó en más de 40.000 voluntarios en 6 países, mientras que el de Moderna se realizó en más de 30.000 voluntarios en 30 estados de EEUU. Ambos ensayos finalizarán en 2022.
  • La de Pfizer necesita estar a -70 grados y la de Moderna a -20 grados.
  • La siguiente vacuna que saldrá al mercado es la de Oxford/Astra Zeneca. Su eficacia parece ser de alrededor del 70%. Curiosamente se ha visto que la mitad de la dosis produce mayor eficacia, mayor del 90%. No necesita temperaturas muy bajas para su mantenimiento y produce una respuesta inmunológica muy potente en mayores de 65 años. Esta semana se han publicado en 'The Lancet' los resultados de esta vacuna
  • Los efectos que se han visto en estas 3 vacunas son inflamación y dolor en el punto de inyección, fiebre y dolores musculares, todos síntomas leves y limitados. Hay dos personas con tendencia a tener alergias que han reaccionado más de lo normal en UK, pero sin graves consecuencias. Las vacunas generalmente solo producen sus efectos secundarios en las primeras semanas de la inoculación. Es excepcional que una vacuna produzca efectos secundarios meses después de la inoculación.
  • No se han descrito casos de daño hepático ni de mielitis (inflamación de la capa que protege a los nervios).
  • Las agencias reguladoras controlan que los datos de seguridad y eficacia reportados por los laboratorios son reales. Además, hacen un seguimiento de la evolución de las personas vacunadas.
  • Mucho se ha escrito en contra de las compañías farmacéuticas por su interés económico en relación con los avances científicos que lideran. Esta pandemia ha demostrado que estas empresas privadas son las más ágiles, rigurosas y eficaces para poder librarnos del sufrimiento que este virus está produciendo.
  • Los médicos nos fiamos de los avances de la ciencia si se publican en revistas de prestigio, ya que estas revistas 'validan' si el estudio es consistente. Las noticias de las vacunas de Pfizer y Moderna han aparecido a través de notas de prensa de las compañías, lo cual generó cierta desconfianza en el sector médico por su forma de comunicarlo.

¿Qué falta por saber?

Todavía hay mucha información que desconocemos. Por ejemplo:

  • No se sabe cuánto va a durar la inmunidad producida por la vacuna, por lo que desconocemos cuándo tendremos que vacunarnos por segunda vez.
  • No se sabe si la vacuna va a impedir o solo disminuir la capacidad de contagio de la persona inmunizada. Es decir, no sabemos si la persona vacunada no tendrá síntomas, pero será capaz de seguir infectando.
  • No se sabe cómo funcionará la vacuna en pacientes con distintas patologías crónicas, ni en embarazadas ni en niños.
  • No se sabe el impacto que tendrá en personas que ya han pasado el covid-19.
  • No se sabe cuándo habrá vacunas para todos los que se quieran vacunar.
  • No se sabe si después de la pandemia el virus seguirá entre nosotros de manera similar a otros virus como el de la gripe.
  • No se sabe si en un futuro vamos a poder 'elegir' la vacuna que nos pongamos cuando haya varias disponibles.
  • Desconocemos si el virus, ante una presión producida por la vacunación global de la población, tendrá mecanismos para mutar como lo hacen otros virus.

Os recomiendo el editorial de 'The Lancet' de la semana pasada donde habla de lo que no sabemos sobre las vacunas titulado: “No hay tiempo para la complacencia”.

Seré de los primeros en vacunarme

Con estos datos que os he dado, y a pesar de todo lo que desconocemos sobre las vacunas, yo sí me vacunaré de los primeros. Si comparamos el riesgo de ponerse la vacuna frente al riesgo que supone padecer covid-19 y las posibles secuelas que puede ocasionar, sin duda lo más seguro para nosotros y para los demás es que nos vacunemos cuanto antes mejor. La vacunación masiva de la población es la única forma de controlar el covid-19 y de recuperarnos de la pobreza y el aumento de la desigualdad que esta pandemia está originando. Salud y economía van de la mano.

Lo único seguro es que esto pasará

Esta situación pandémica que estamos viviendo pasará. Ahora tenemos las vacunas y en meses o pocos años tendremos tratamientos frente al covid-19 (inhibidores de las proteasas). Lo inteligente es confiar en la ciencia. Las informaciones falsas causan numerosas muertes y sufrimiento. Por ello hay dos propósitos que deberíamos materializar en este 2021: seguir con el lema 'mascarillas, higiene, distancia y ventilación' y vacunarse.

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Foto: iStock.

En resumen, nos encontramos ante un magnífico logro de la ciencia. Que en menos de 1 año dispongamos de vacunas que pueden devolvernos la posibilidad de tocarnos, abrazarnos, viajar y relacionarnos es un hito que nos debe hacer estar orgullosos de pertenecer a la especie humana. Pero no debemos bajar la guardia y pensar que la pandemia casi es cosa del pasado. EE UU esta semana bate el récord de muertos por covid-19. En España más de 60.000 fallecidos es el “exceso de mortalidad” del 2020 y en Madrid esta semana está aumentando el número de ingresos por covid-19. Por lo tanto, no cantemos victoria todavía. Hasta que el 70% de la población mundial esté inmunizada no nos podremos quitar la mascarilla. Sin duda todo, 2021 tendremos que seguir llevándola. Por ello el mensaje es claro: cuanto antes nos vacunemos antes nos la podremos quitar.

Si queréis más información seria sobre las vacunas os recomiendo leer al Dr. Pepe Alcamí, con el cual coincidí hace años en el Hospital 12 de Octubre. El Dr. Alcamí actualmente trabaja en el Instituto Carlos III, y es una persona que admiro como médico y como científico.

También es interesante esta página web del New York Times donde se actualiza periódicamente la situación de todas las vacunas que se están investigando y aplicando. Para finalizar os animo a ver este emocionante video desarrollado por la Universidad de Stanford sobre la vacuna.

Muchas personas dicen: "Yo no voy a ser de los primeros. No me fío de una vacuna que se ha desarrollado tan rápido". Pero hay que entender que estamos ante una situación única en la historia de la ciencia. Lo normal en el desarrollo de una vacuna es que pase un mínimo de 5 años en su desarrollo antes de su aplicación. Pero en este 2020 ha ocurrido algo que no había sucedido jamás: desde enero de este año, los mejores cerebros científicos y las compañías farmacéuticas más potentes del sector han decidido invertir una enorme cantidad de recursos en desarrollar una vacuna frente al covid-19.

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