Los 3 motivos por los que he vacunado a mis hijos frente al covid-19

Cuando el nuevo CEO de Microsoft tomó su cargo, mandó una carta a todos los trabajadores de la empresa afirmando: “Nuestra industria no respeta la tradición, solo respeta la innovación”. Sin ninguna duda, la innovación más potente que ha afectado a nuestras vidas recientemente es la creación de las vacunas para el covid-19 en menos de un año. A pesar de la aparición de nuevas variantes, nuestra vida poco a poco se va normalizando gracias a ellas.

Parece bastante obvio para la mayor parte de la población que los adultos debemos vacunarnos, ya que la mortalidad de la infección se relaciona con la edad: a mayor edad, mayor mortalidad. Pero si en niños la infección suele ser leve, ¿por qué debemos vacunar a nuestros hijos?

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En el artículo de hoy os voy a explicar los 3 motivos por los que la ciencia moderna aconseja que vacunemos también a nuestros hijos.

Es muy efectiva

Todas las vacunas tienen estudios previos como indica la Clínica Mayo antes de ser comercializadas y esta no es una excepción. El primero contra el covid-19 en niños de entre 12 y 15 años se realizó recientemente en más de 2.200 estadounidenses. De este grupo, alrededor de la mitad recibió la vacuna de Pfizer. Los demás niños recibieron suero salino (placebo).

Una semana después de recibir la segunda dosis, la investigación demostró que no hubo casos de covid-19 en el grupo de 1.005 niños que recibieron la vacuna. Entre los 978 niños que recibieron el placebo, hubo 16 casos de covid-19.

Los estudios han demostrado que la vacuna evita la infección, la trasmisión y la gravedad de la enfermedad en niños de más de 12 años

Los resultados, como sugieren que la eficacia de la vacuna en la prevención del contagio es del 100%. Además, esta vacuna no solo evita que tu hijo se contagie con el virus, sino también que lo trasmita y que el niño enferme de gravedad. Por tanto, se ha demostrado que evita la infección, la trasmisión y la gravedad de la enfermedad en niños de más de 12 años.

Un apunte: se considera que tu hijo está completamente vacunado a las dos semanas después de recibir la segunda dosis y es recomendable que el niño no reciba otras vacunas las dos semanas anteriores o posteriores a esta.

Es más segura que pasar la enfermedad

Ninguna medicina está libre de efectos secundarios. Lo importante es que estos compensen los efectos beneficiosos que consiga. La vacuna contra el covid-19 puede producir en niños fiebre, dolor e inflamación local, cansancio, dolor de cabeza y dolores musculares, que pueden durar de uno a tres días. En adolescentes, especialmente varones, se han visto casos excepcionales de inflamación del músculo del corazón (miocarditis y pericarditis). Dichos casos evolucionaron hacia la normalidad sin complicaciones.

Esta vacuna no utiliza virus vivo, por lo que no es posible que la vacuna produzca covid-19 en el niño.

El mecanismo de acción de la vacuna Pfizer y de Moderna, que son las vacunas que se están testando en niños, está basado en la tecnología RNA mensajero y no altera el material genético del paciente. La vacuna nunca ingresa al núcleo de la célula donde se almacena el ADN. En consecuencia, el material genético de las vacunas no puede afectar ni interactuar con el ADN de ninguna manera.

Además, hay que tener en cuenta que las otras vacunas que recomendamos en los calendarios vacunales contra distintos virus y bacterias en niños carecen de efectos secundarios a largo plazo. Los efectos secundarios solo aparecen los primeros días tras la infección. Es de suponer que estas nuevas vacunas, que además tienen un mecanismo de acción que evita la interacción con el núcleo de la célula, también sean seguras. Sin embargo, estamos viendo secuelas importantes, especialmente neurológicas, en pacientes que han sufrido covid-19. Y no solo existe el peligro de las secuelas: hay niños que también han sido hospitalizados e incluso han fallecido por covid-19.

Es la única forma de acabar con la pandemia

A veces subestimamos lo que cada uno de nosotros podemos hacer para que las cosas sucedan y sobreestimamos lo que otros deben realizar para ayudar a impulsarnos. En el caso de la pandemia, la única forma de eliminar el virus definitivamente de nuestro entorno es vacunar a la mayor cantidad de población posible. Todos debemos colaborar. Y los niños pueden ser el reservorio del virus para que siga reproduciéndose y alimentando la posibilidad de que surjan nuevas cepas más agresivas o infecciosas. Ya se están realizando estudios de seguridad y eficacia en niños de 5 a 11 años y en un futuro se analizará la posibilidad de vacunar a niños menores de esa edad. Por lo tanto, todos podemos hacer algo para acabar con esta pandemia.

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La pandemia del 2020-2021, que ya ha costado la vida a más de 4 millones de personas en todo el mundo, será estudiada durante décadas. Se han cometido muchos errores en la gestión, pero tenemos que agradecer los sorprendentes avances en las ciencias de la salud que nos están permitiendo poco a poco que podamos volver a abrazarnos.

En resumen, la vacuna frente al covid-19 evita la infección, la trasmisión y la gravedad de la enfermedad en niños. Además, es más segura que pasar la enfermedad y su mecanismo de acción no plantea efectos secundarios a largo plazo. Eliminar la circulación del virus en niños va a evitar la posibilidad de que surjan cepas nuevas. Por todo ello, como médico y como padre creo que ahora toca vacunar a nuestros hijos.