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Hernia de disco: cómo prevenirla y los diferentes tratamientos
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Pablo Clavel

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Hernia de disco: cómo prevenirla y los diferentes tratamientos

Posturas indebidas, estilo de vida sedentario, sobrepeso y, especialmente, el paso del tiempo pasan factura a nuestra columna. Los discos intervertebrales se rompen y aparece el dolor. Cada caso requiere un manejo diferente

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La hernia de disco se produce habitualmente por la degeneración que sufren los discos intervertebrales con el paso del tiempo. Se gastan y se llegan a romper expulsando parte de su contenido. El dolor comienza cuando este material presiona a alguno de los nervios cercanos.

Las hernias de disco más frecuentes se producen en la columna lumbar, pero también pueden aparecer en la columna cervical. Suelen ser más habituales en hombres que en mujeres a partir de una determinada edad. Aunque a la mayoría de las personas que las sufren les resulta difícil precisar su origen, este se puede atribuir a diversas causas. Las más frecuentes son:

  • Predisposición genética.
  • Hábitos posturales incorrectos.
  • Trabajos que exigen un sobresfuerzo por la necesidad de cargar peso.
  • Sobrepeso u obesidad, que afecta sobre todo a los discos de la zona lumbar que son los que soportan más peso.
  • Tabaquismo, que afecta al suministro de oxígeno al disco, lo que favorece su degeneración.
  • En menor medida, los traumatismos producidos por golpes o caídas.

Señales de alarma

Los síntomas dependen de dónde se encuentre la hernia. Los más característicos son:

Dolor en brazos o en piernas:

  • Si la hernia está en la columna cervical, lo más frecuente es que duelan los brazos, las manos o dedos, además de algunas partes de los hombros. Si es muy grande y presiona la médula, puede dar lugar además a dificultad para la movilidad de brazos y piernas.
  • En el caso de las hernias lumbares, el dolor suele concentrarse en los glúteos, las piernas o los pies. El dolor suele ser punzante, aparece al adoptar determinadas posturas y se reduce en reposo.

Adormecimiento u hormigueo en cualquier zona de la extremidad inervada por el nervio afecto.

Debilidad en las piernas que puede conducir a tropiezos o dificultad para sujetar objetos con las manos.

Foto: Foto: Unsplash/@linkedinsalesnavigator. Opinión

Cuando estos síntomas aparecen, persisten o empeoran es necesario pedir cita con un especialista. En Instituto Clavel hacemos una valoración de los síntomas, llevamos a cabo una exploración física y realizamos pruebas de imagen. Para ello contamos con el escáner EOS que nos permite obtener una imagen completa de la columna del paciente, proporcionando de esta forma un diagnóstico más preciso.

Tratamiento individualizado

El tratamiento se adecua a cada caso y varía en función del estado del paciente y su evolución:

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  • Conservadores: son los que se aplican en la fase inicial de la patología. Forman parte de este grupo los analgésicos o relajantes musculares, además de la fisioterapia, el ejercicio personalizado o la educación postural.
  • Los tratamientos ambulatorios del dolor que intentan solucionar o mejorar el cuadro sin llegar todavía a la cirugía. Las infiltraciones epidurales suponen la introducción de una mezcla de anestésico y corticoide en el espacio epidural, donde la hernia presiona e inflama al nervio. La radiofrecuencia de la raíz nerviosa puede modular el dolor que experimenta el paciente mediante la estimulación eléctrica controlada cercana al nervio.
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  • Tratamiento quirúrgico: se aplica cuando las estrategias anteriores fracasan. El tipo de cirugía se valora según cada caso. En la microdisectomía lumbar se quita y extrae, mediante el microscopio operatorio, el tejido de la hernia discal que comprime al nervio. En el caso de la hernia cervical, se asocia al reemplazo de disco o artroplastia (ADR). Nosotros apostamos por el reemplazo de disco porque al contrario que en la fusión o artrodesis, se mantiene al movimiento y se evita la degeneración del disco adyacente. Cuando las hernias lumbares son grandes y mediales, también aconsejamos abordarlas por delante y realizar una artroplastia, dado que son hernias de difícil extracción por vía posterior donde están los nervios y, por lo tanto, con mayor riesgo de lesión nerviosa y alto porcentaje de recidiva.

Consejos preventivos

Tanto antes de la intervención como después de la misma y para evitar la aparición de la hernia, aconsejamos:

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  • Hacer ejercicio para fortalecer los músculos de la espalda, tanto los paravertebrales posteriores como los anteriores de la cintura abdominal o el psoas.
  • Cuidar la higiene postural manteniendo la espalda recta con un buen soporte cuando estamos sentados y prestando mucha atención cuando tenemos que levantar peso. Realizar pausas y estiramientos cada hora si vamos a estar muchas horas sentados.
  • Mantener una dieta sana y equilibrada que incluya verduras, legumbres y frutas. De esa manera garantizamos un aporte nutritivo variado en oligoelementos a nuestros discos y huesos.
  • Evitar el sobrepeso y el sedentarismo.
  • Evitar tóxicos como el tabaco o el alcohol.

La hernia de disco se produce habitualmente por la degeneración que sufren los discos intervertebrales con el paso del tiempo. Se gastan y se llegan a romper expulsando parte de su contenido. El dolor comienza cuando este material presiona a alguno de los nervios cercanos.

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