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Las endorfinas de la infanta Cristina no la exoneran de su imputación
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Paloma Barrientos

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Las endorfinas de la infanta Cristina no la exoneran de su imputación

El “todo por amor” no ha servido para exonerar a la infanta Cristina de las tropelías que cometió su marido imputado y donde ella algo tuvo

Foto: La infanta Cristina junto a su marido en una imagen de archivo (Gtres)
La infanta Cristina junto a su marido en una imagen de archivo (Gtres)

El “todo por amor” no ha servido para exonerar a la infanta Cristina de las tropelías que cometió su marido imputado y donde ella algo tuvo que ver, según la sentencia de la Audiencia de Palma que se ha hecho pública hoy. En este dictamen no se la excluye, aunque los delitos se hayan suavizado. En su día este concepto de amor fou y de actividad exagerada de las “endorfinas” (los llamados neurotransmisores de la felicidad) que la llevaron a ver la vida a través de los ojos de Iñaki no resultaron creíbles.

Lo intentó en varias ocasiones uno de sus letrados, Jesús María Silva, que quiso colocar sobre el tapete la idea de que la hija pequeña del Rey ‘saliente’ no era consciente de lo que sucedía con las empresas de su marido y cómo se utilizaba una fundación para desviar fondos y pagar clases de merengue, sushi, cumpleaños de los niños, pasteles para el postre dominical, safaris y el palacete de Pedralbes, ese domicilio faraónico donde la duquesa de Palma aparentemente no se enteraba de nada, no veía ni una factura y ni siquiera sabía que el servicio doméstico se encontraba en situación irregular.

¿Y cuál era la razón de esta falta absoluta de raciocinio en una mujer con un currículo académico sobresaliente, una actividad laboral de responsabilidad en La Caixa, donde la imputada manejaba y maneja grandes presupuestos para proyectos sociales? Pues la respuesta de película de amor y lujo no era otraqueestaba perdidamente enamorada del padre de sus cuatro hijos. Por lo tanto, era normal perder la cabeza y no preguntar “mi amor, ¿de dónde sale tanto dinero?”. Aquí no había bolsas de basura como en el caso de Julián Muñoz, pero sí un delito de blanqueo imputado al yerno de Don Juan Carlos.

Lo curioso del caso es que la infanta Cristina no es la única a la que las endorfinas le han jugado una mala pasada. A Isabel Pantoja también se le nubló la razón y no imaginaba que cuando dedicaba “se me enamora el alma, se me enamora” a su caballero andante acabaría en prisión. La infanta Cristina se ha salvado por los pelos de una situación legal mucho más complicada. Los magistrados han sido salomónicos con su dictamen. Iñaki Urdangarin, mientras tanto, continúa en paro y preparándose para un futuro incierto donde deberá comparecer en un juicio que se espera largo. Ahora habrá que esperar cómo se toma el socio Diego Torres la decisión de los magistrados cuando su mujer continúa imputada y si hizo algo ilegal también fue por amor.

El “todo por amor” no ha servido para exonerar a la infanta Cristina de las tropelías que cometió su marido imputado y donde ella algo tuvo que ver, según la sentencia de la Audiencia de Palma que se ha hecho pública hoy. En este dictamen no se la excluye, aunque los delitos se hayan suavizado. En su día este concepto de amor fou y de actividad exagerada de las “endorfinas” (los llamados neurotransmisores de la felicidad) que la llevaron a ver la vida a través de los ojos de Iñaki no resultaron creíbles.

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