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La alimentación infantil no necesita cucharas con pantallas
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Aitor Sánchez

Con-Ciencia alimentaria

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La alimentación infantil no necesita cucharas con pantallas

Un anuncio de papillas ha reavivado la polémica en torno a cómo intentamos distraer a los niños mientras comen

Foto: Una papilla y una pantalla. (iStock)
Una papilla y una pantalla. (iStock)

Ha sido una de las noticias de los últimos días: por un lado, el anuncio por parte de Nutriben de su 'aportación' a la alimentación infantil, y por otro, la rápida rectificación (o dosis de realidad) que ha implicado retirar la idea y ni siquiera sacarla definitivamente al mercado.

No era una noticia de 'El Mundo Today': la marca de alimentos infantiles pretendía ofrecer a las familias una cuchara con un adaptador para poder alimentar a los pequeños a base de cuchara y pantalla. El avioncito de toda la vida, pero en versión digital y holográfica.

placeholder Mientras comes, figuras en holograma te entretienen. (Nutriben-Youtube)
Mientras comes, figuras en holograma te entretienen. (Nutriben-Youtube)

La cuchara en sí misma era una propuesta que proyectaba dibujos e imágenes a los niños mientras comían, con lo cual podríamos a priori pensar que el resultado no sería muy diferente al de tener la televisión encendida. No obstante, sí que lo es

Televisión, cuchara holográfica o ninguna de ellas

Hay una diferencia importante si lo comparamos respecto a la televisión convencional. Y es que al poner la pantalla en un adaptador para el móvil justo en la cuchara estamos necesariamente sesgando y limitando la comida al formato abrir la boca y recibir una cuchara.

Esto obviamente es lo que busca una marca de papillas: para que el niño coma papillas a cucharadas y tampoco la familia se plantee ir más allá en la alimentación.

"La cuchara del anuncio de Nutribén es como el avioncito de toda la vida, pero en versión digital y holográfica"

Aunque con la tele puesta podría pasar parecido, hay una diferencia en que aquí la pantalla está puesta en la cuchara, ya es que ni tiene que mirar a su alrededor.

No es por tanto equiparable a comer con la tele encendida, que no es el escenario ideal ni recomendable, pero al menos ahí las personas pueden interactuar, comentar lo que están viendo, e incluso interactuar y mirar a la propia comida.

Las pantallas y la alimentación infantil

Los niños necesitan un proceso de relación con la comida, su entorno, su ambiente… y no limitarse a abrir la boca.

Tiene un trasfondo más profundo y es que al alimentar a un niño siempre distraído con pantalla estamos perdiendo cosas.

El bebé no puede interactuar con los alimentos, tampoco ve las caras de la familia, que es muy importante para la adquisición de hábitos, y probablemente en el futuro quiera mantener ese hábito adquirido de acomodarse a abrir la boca y ver los dibujos.

placeholder Nos resulta más cómodo que merienden con la 'niñera digital'. (iStock)
Nos resulta más cómodo que merienden con la 'niñera digital'. (iStock)

Tampoco acaba ahí la cosa, porque la exposición a pantallas es un factor de riesgo de sobrepeso y obesidad porque promocionan malos hábitos. Esto es sobre todo más relevante en la infancia y la adolescencia, dado que el consumo del contenido audiovisual es diferente.

Por tanto, la típica frase que se suele decir de 'la tele engorda' tiene un trasfondo que va más allá del sedentarismo. Las consecuencias, por tanto, no se limitan a estar quieto o inactivo.

Las pantallas audiovisuales son muchas veces puerta de entrada de anuncios, de películas, de series… que no suelen ser sinónimo de buenos hábitos. Esta es una de las razones por las que encontramos en estudios científicos que los videojuegos no engordan tanto como ver la tele en sí mismo: por la ausencia de anuncios constantes.

"La típica frase de 'la tele engorda' tiene un trasfondo que va más allá del sedentarismo"

Se estima que la mitad de anuncios que reciben los niños y adolescentes son de comida, pero dentro de esa comida más del 90% de anuncios y mensajes de alimentación es de comida malsana. Motivos que nos siguen indicando dos conclusiones: que la información alimentaria que reciben los chavales a través de la televisión rara vez es saludable y que la exposición a una pantalla, salvo en ocasiones excepcionales, no retribuye en la mejora de su salud.

El papel de la industria alimentaria infantil

Otro problema adicional es que las papillas infantiles se han convertido en un sinónimo de alimento superfluo poco interesante. La mayoría de papillas que tenemos en el mercado, por un lado, son nutricionalmente poco interesantes, y hay que recordar, por otro, que no son necesarias, ¡que a veces nos olvidamos de eso!

placeholder ¿También de mayor querrá comer siempre con una pantalla al lado? (iStock)
¿También de mayor querrá comer siempre con una pantalla al lado? (iStock)

No es de gran interés que la dieta de un bebé esté basada solo en cereales refinados y azúcar. Es preferible y recomendable recurrir a preparaciones caseras adaptadas a la edad, los motivos son nutricionales y educativos: los niños conocerán más sabores, el resultado será más saludable y eso a su vez predispondrá mejores hábitos en el futuro.

Hay un condicionante de aprendizaje esencial, cuando somos pequeños nos acostumbramos a unos sabores y a unas preparaciones. Si nos pasamos el inicio de nuestra vida exponiéndonos a productos con sabores exagerados, será complicado que nos gusten los sabores convencionales.

Por todo ello, la revolución de la alimentación infantil no necesita más pantallas precisamente, tampoco más promoción de alimentos superfluos como las papillas infantiles en unas familias que ya lo tienen suficientemente complicado en un entorno que les bombardea con opciones superfluas para alimentar a los más pequeños.

Ha sido una de las noticias de los últimos días: por un lado, el anuncio por parte de Nutriben de su 'aportación' a la alimentación infantil, y por otro, la rápida rectificación (o dosis de realidad) que ha implicado retirar la idea y ni siquiera sacarla definitivamente al mercado.

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