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Un plan para impulsar España desde la I+D de medicamentos
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Un plan para impulsar España desde la I+D de medicamentos

La pandemia ha puesto de manifiesto que la industria farmacéutica constituye un sector estratégico, por su liderazgo en inversión en investigación y por su capacidad productiva

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Todos los agentes del sistema sanitario estamos extrayendo conclusiones y enseñanzas de la terrible experiencia de la pandemia. Y todos trabajamos ya en proyectos y planes realistas, constructivos y tangibles que nos ayuden a construir conjuntamente una sanidad más potente y, gracias a ello, un país más prospero, más sano y con mejores perspectivas de desarrollo económico y social.

Una primera lección es que sin salud no hay economía ni bienestar, y no hay salud sin medicamentos y sin la investigación que los hace posibles. La crisis sanitaria ha provocado una profunda crisis económica y social, y son las vacunas las que nos están sacando de ellas. Por tanto, la inversión en investigación biomédica es crítica para el bienestar presente y futuro de la sociedad.

Una segunda es que el modelo internacional de investigación de medicamentos, sustentado en la protección industrial y la colaboración público-privada, es un modelo de éxito. El trabajo de investigación y generación de conocimiento que en las últimas décadas ha revolucionado la lucha contra las enfermedades, a través de la medicina de precisión, ha permitido el hito de disponer de vacunas en menos de un año. Han sido este marco y la cooperación estrecha entre industria farmacéutica, comunidad científica, gobiernos y autoridades reguladoras los que han facilitado una respuesta tan rápida y eficaz.

"La evidencia constata que por cada euro invertido en investigación en salud se genera 1,6 en valor añadido"

Y una tercera es que los fondos destinados al cuidado de la salud, los medicamentos y la investigación son una inversión, no un gasto. La evidencia constata que cada euro invertido en investigación en salud genera 1,6 en valor añadido, o que cada euro invertido en medicamentos ahorra entre dos y siete en otras prestaciones sanitarias. La pandemia ha mostrado esta evidencia al conjunto de la sociedad. Invertir en salud es invertir en prosperidad presente y futura.

Junto a estos aprendizajes, la pandemia ha puesto de manifiesto con claridad que la industria farmacéutica constituye un sector estratégico en nuestro país, por su liderazgo en inversión en investigación —casi el 20% de toda la inversión en I+D de la industria en España— y por su capacidad productiva, de proyección exterior, de generación de empleo de calidad y de arrastre del resto de la economía.

Con 82 plantas de producción de medicamentos de uso humano, el sector produce por valor de 15.000 millones de euros al año y exporta por valor de 12.800; es el 23% de la producción y exportación de alta tecnología. Cada empleo directo genera hasta cuatro indirectos e inducidos, y cada euro invertido en producción genera entre uno y dos en otros sectores.

Plan Estratégico para la Industria Farmacéutica

Estas fortalezas hacen de él un sector de oportunidad para la reactivación económica y social de España, y eso es lo que define la agenda de Farmaindustria para los próximos meses, en el marco del Plan Estratégico para la Industria Farmacéutica, que el Gobierno recoge dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y que debería estar listo en el primer semestre de 2022.

Ese plan debe apoyarse en tres pilares principales. El primero es industrial, y desde Farmaindustria ya hemos concretado una línea de trabajo en el proyecto MedEst, presentado al Gobierno y que busca recuperar para España parte de la producción de medicamentos estratégicos que en los últimos años se ha ido trasladando a países asiáticos. Hablamos de medicamentos ya veteranos, sin protección industrial, pero aún de gran uso en multitud de patologías y síntomas. La constante revisión de precios a la baja ha ido trasladando su producción a países como China e India, en busca de reducción de costes. La pandemia ha planteado en Europa la pregunta de hasta qué punto esa dependencia en un producto tan delicado como el medicamento puede ser excesiva. El proyecto MedEst responde a una necesidad, ganar autonomía estratégica y que nuestro sistema sanitario esté mejor protegido en caso de crisis sanitaria, y a una oportunidad, la de reforzar nuestro tejido productivo y generar más empleo.

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El segundo pilar es el de la investigación, y se apoya en la posición de referencia internacional de España en investigación clínica de medicamentos; como lo demuestra el ser el primer país de Europa en número de ensayos clínicos contra el coronavirus. Esto no es casualidad, sino fruto de años de colaboración estrecha entre industria farmacéutica, Administración, sistema y profesionales sanitarios y pacientes, que nos ha puesto a la vanguardia en investigación clínica de medicamentos. Hoy, hospitales españoles participan en más de un tercio de los ensayos clínicos que se hacen en Europa.

Esta realidad nos da una ventaja competitiva frente a otros países para apuntalar el liderazgo en ensayos e impulsar un ecosistema de investigación biomédica capaz de atraer mayor inversión internacional en un momento de revolución en este campo, de la mano de la medicina de precisión y las terapias avanzadas.

Esto tiene efectos sanitarios, ya que la investigación es fundamental para la calidad de la prestación sanitaria; económicos, porque implica atracción de inversión internacional, y sociales, puesto que las sociedades que generan conocimiento e innovación son más productivas y tienen mayor nivel de bienestar. En este ámbito de la I+D, debemos también incorporar los avances de la digitalización, la ciencia de datos y la medicina de precisión como palancas para mejorar el desarrollo y uso de nuevos fármacos.

"España ha perdido terreno con respecto a países de referencia europeos en materia de tiempo y disponibilidad de nuevos medicamentos"

El tercer pilar del plan estratégico tiene que ver con el acceso de los pacientes a la innovación en un entorno de sostenibilidad. En los últimos años, España ha perdido terreno con respecto a los países de referencia europeos en materia de tiempo y disponibilidad de nuevos medicamentos. Administración e industria tenemos que colaborar en este ámbito, y con varios objetivos: conseguir tiempos y disponibilidad en línea con los grandes países europeos; mejorar los procedimientos y las evaluaciones clínica y económica de los medicamentos, que deben separarse; aplicar fórmulas novedosas de financiación, sobre los avances ya hechos en pagos por resultados y riesgo compartido, y definir un sistema de acceso temprano en aquellos medicamentos y patologías de especial gravedad, para que los pacientes españoles no pierdan oportunidades.

Estoy convencido de que España tiene una oportunidad de reactivación y crecimiento en el ámbito de la salud y la investigación y producción de medicamentos. No podemos desaprovecharla. Y en este momento, de identificación de sectores e iniciativas que contribuyan a reactivar nuestro país de la mano de los fondos europeos Next Generation, es cuando tenemos que dar el paso adelante. Las compañías farmacéuticas tenemos un plan y estamos dispuestas a ponerlo en marcha en los próximos meses.

*Javier Urzay es subdirector general de Farmaindustria (Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica).

Todos los agentes del sistema sanitario estamos extrayendo conclusiones y enseñanzas de la terrible experiencia de la pandemia. Y todos trabajamos ya en proyectos y planes realistas, constructivos y tangibles que nos ayuden a construir conjuntamente una sanidad más potente y, gracias a ello, un país más prospero, más sano y con mejores perspectivas de desarrollo económico y social.

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