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Colza, vacas locas y otras crisis alimentarias mal gestionadas
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Samuel Moreno

Un chef con alma de panadero

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Colza, vacas locas y otras crisis alimentarias mal gestionadas

Llevamos semanas a vueltas con las macrogranjas, un debate político que, realmente, debería ser ético sobre el bienestar animal y el pago justo a los productores para así garantizar la altísima calidad de nuestros alimentos

Foto: Granja More Holstein, en Bétera. (EFE/Ana Escobar)
Granja More Holstein, en Bétera. (EFE/Ana Escobar)

Esta crisis que inició el diputado Garzón tras unas declaraciones en las que decía que la carne procedente de macrogranjas era de peor calidad que la procedente de explotaciones extensivas supuso el inicio de un encarnizado debate en el que cada uno ha enarbolado una bandera y, como ya es costumbre, se busca enfrentar a los ciudadanos tratando de acumular un puñado de votos de una u otra parte de la sociedad.

El problema de este tipo de debates es que al final los mensajes que se envían a la población siempre acaban siendo sesgados por ideologías e intereses políticos, y acostumbran a dar un tipo de información de muy baja calidad.

Foto: Foto de archivo de una granja de cerdos. (EFE)

Hace 40 años una intoxicación con aceite de colza adulterado para uso industrial causó la muerte de más de 600 personas y casi se erradicó su consumo. Porque el aceite de colza bueno es un aceite económico, pero a su vez saludable, dejando paso a la utilización de aceite de palma y otros aceites vegetales de peor calidad en su lugar. Lo cierto es que el aceite de colza, dentro de los aceites vegetales, es una buena opción por su alto contenido en omega-3, además es bajo en grasas saturadas y contiene vitamina E. Pero durante esta crisis no se informó de forma adecuada de las causas que propiciaron ese envenenamiento masivo, sino que, una vez más, se hizo un debate más político que instructivo.

Lo importante: el bienestar animal

Ya forma parte de nuestra historia el chuletón de ternera que se comió el ministro de agricultura Arias Cañete durante la conocida como crisis de las 'vacas locas'. Una forma de tranquilizar a la población de que resultaba seguro consumir ternera española, mientras se enterraban centenares de reses en una mina a cielo abierto de Galicia que terminaron contaminando los acuíferos cercanos y acarreando importantes multas medioambientales. Al mismo tiempo se planeaba enviar al tercer mundo las harinas procedentes de desperdicios animales para quitarnos el problema de encima.

Casos similares a estos sucedieron con la gripe aviar o con la porcina.

placeholder Cerdos en un cobertizo de una granja de cerdos en Berlín. (EFE/Markus Heine)
Cerdos en un cobertizo de una granja de cerdos en Berlín. (EFE/Markus Heine)

En fin. Difícil equilibro el de la defensa de los intereses políticos, económicos de determinados sectores y la salud pública. Como resultado de esto siempre gana la desinformación.

Al final, el debate debería ser más un debate ético sobre bienestar animal, en el que valoremos las condiciones de esos animales que serán posteriormente sacrificados para nuestra alimentación. Hay macrogranjas donde se cuidan los animales perfectamente y pequeñas explotaciones que se asemejan más a un campo de concentración tercermundista y viceversa. Por este motivo deberíamos buscar modelos que sean sostenibles en todos los sentidos, y la sostenibilidad debe ser medioambiental y económica, ya que ningún modelo es sostenible si no es económicamente viable.

Modelo mixto

Claramente, un animal en semilibertad y con alimentación natural será más feliz y su carne de mejor calidad que la de un animal enjaulado y alimentado con piensos. Pero nuestros hábitos de consumo tan brutales no son compatibles con modelos solo tradicionales, que son más costosos y menos escalables.

Se deberían potenciar modelos mixtos, con macrogranjas que cuiden la calidad de vida de los animales y que les permitan hacer ejercicio

Por tanto, bajo mi punto de vista, macrogranjas sí pero con un estricto control de la calidad de vida de esos animales, potenciando modelos mixtos donde los animales puedan hacer ejercicio para así conseguir esas carnes veteadas de grasas y llenas de todo lo bueno que aporta una alimentación saludable y natural.

El sector ganadero está sufriendo las consecuencias de las continuas subidas de precios de combustibles y materias primas, así como de la falta de regulación de los precios de los alimentos en origen, que están llevando a miles de ganaderos a la ruina y haciendo más vulnerables a las pequeñas explotaciones, más sostenibles medioambientalmente pero menos sostenibles económicamente.

Más valdría que el debate se centre en la calidad de vida de los animales y en el pago de un precio justo a los productores para poder garantizar que nuestros alimentos sigan siendo de una altísima calidad. Menos enfrentar a la sociedad y más bienestar animal.

¡Viva el chuletón!

Bon appétit!!

Esta crisis que inició el diputado Garzón tras unas declaraciones en las que decía que la carne procedente de macrogranjas era de peor calidad que la procedente de explotaciones extensivas supuso el inicio de un encarnizado debate en el que cada uno ha enarbolado una bandera y, como ya es costumbre, se busca enfrentar a los ciudadanos tratando de acumular un puñado de votos de una u otra parte de la sociedad.

Hábitos de consumo Alimentos
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