Más años, más vida
Por
Adelgazar: tan fácil en la teoría, tan difícil en la práctica
Perder esos kilos de más, algo que a veces parece inalcanzable. ¿Por qué las dietas no funcionan? Analizamos los diferentes factores que pueden afectar a la pérdida de peso
Si adelgazar fuera tan fácil, no habría tantas dietas: la de la piña, la de la alcachofa, la de los batidos detox…, aunque probablemente si hay tantas dietas diferentes es porque ninguna funciona. O, al menos, no como debiera. El problema probablemente venga del mismo concepto de dieta: una restricción temporal en la ingesta de alimentos para conseguir un objetivo a corto plazo, de pérdida de peso.
El escollo está en el tan temido efecto rebote, con la consabida ganancia de los kilos perdidos o incluso de alguno más. Y es que todas estas dietas de adelgazamiento tienen algo en común: ser impracticables a medio o largo plazo. Aquí nos encontramos con uno de los aspectos más importantes para conseguir que las dietas funcionen, que no es otro que la llamada adherencia. En estudios científicos controlados se ha comprobado que, se use la aproximación que se use, aproximadamente a los seis meses comienza a recuperarse peso. Esto es debido al abandono de la nueva pauta nutricional.
La adherencia, clave para perder peso
Existen diferentes estrategias para conseguir la pérdida de peso, objetivo al que podemos llegar por diferentes caminos. Pero lo verdaderamente más importante es elegir aquel que más se adapte a las necesidades del paciente: motivación, estilo de vida, trabajo, familia, actividad deportiva, tiempo disponible, habilidades culinarias, preferencias y aversiones personales, recursos económicos y, por supuesto, el estado de salud, entre otros.
"No sirven las dietas genéricas, la alimentación debe ser personalizada; y el dietista-nutricionista es un aliado"
Por este motivo, ni sirven las dietas llamadas 'de fotocopia' ni las dietas genéricas que podamos encontrar en diferentes lugares. La alimentación debe ser personalizada para el paciente. Por este motivo, el dietista-nutricionista es un gran aliado para conseguir la pérdida de peso. Este profesional sanitario va a ser capaz de adaptar el plan dietético para conseguir los objetivos a corto, medio y largo plazo. Y, sobre todo, con vistas a conseguir el cambio de hábitos y que el paciente sea capaz de adquirir las suficientes habilidades y conocimiento para gestionar su alimentación de forma autónoma en lo sucesivo.
¿Importan las calorías?
Dicho lo anterior, esto no significa que no pueda haber recomendaciones generales que podamos seguir para mantener un peso ideal. Una pregunta que despierta acalorados debates en la actualidad entre los profesionales es la de si importan las calorías. Es la llamada teoría CICO o de las calorías dentro – calorías fuera. Es decir, el muévete más – come menos de toda la vida. Las nuevas tendencias en nutrición se centran más en la calidad de la dieta y no tanto en el aspecto cuantitativo, como lo hace la nutrición clásica, por llamarla de algún modo. Ya no está de moda pesar los alimentos, ni contar calorías. Ahora la tendencia es seguir una dieta basada en alimentos frescos, la llamada 'comida real'.
Lo cierto es que, como estrategia para la pérdida de peso, contar calorías, o lo que es lo mismo, pesar los alimentos, es muy incómodo y poco práctico a largo plazo. Por otra parte reducir en lo posible los alimentos muy procesados, basados en muchas ocasiones en harinas refinadas y con mucha sal, azúcar y grasas añadidas, puede ser un paso que ayude a recuperar nuestra saciedad. Estos alimentos procesados persiguen el objetivo de ser hiperpalatables, o lo que es lo mismo, muy sabrosos. Nuestro sentido del gusto se ve excitado por sabores intensos (a lo que contribuye también el glutamato y el sabor umami) y nuestro cerebro se engancha a ello.
Pero ¿es posible ganar peso comiendo comida real? Desde luego, ya se van conociendo casos de personas que, a pesar de seguir una dieta basada en alimentos frescos, no consiguen perder el peso esperado. Y es que, por mucho que nuestra dieta sea de la máxima calidad y con alimentos incuestionablemente saludables, si comemos por encima de nuestras necesidades, engordaremos. Las calorías sí importan para la ganancia de peso, aunque como estrategia para el cambio de hábitos, contarlas no sea lo mejor.
¿Cuál es la solución?
Desde luego, recurrir a la dieta de moda en cada momento probablemente no nos ayude a perder peso y, lo que es aún más importante, a estar sanos. Incluso podemos poner en riesgo nuestra salud, ya que algunas de estas dietas pueden llevar a carencias nutricionales que pueden ser peligrosas en ciertas etapas de la vida o si padecemos alguna enfermedad o estamos medicados. Además, debemos tener en cuenta que el peso no solo lo determina la dieta, sino también otros aspectos como nuestro nivel de actividad física, la calidad de nuestro sueño y descanso, el consumo de tóxicos como tabaco o alcohol, el estrés y bienestar emocional y un largo etcétera.
Por este motivo, el mejor consejo es el de acudir a un profesional sanitario que pueda guiarnos en este proceso de forma segura. Lo más importante es cambiar de hábitos y un equipo multidisciplinar que incluya no solo médicos y dietistas-nutricionistas sino entrenadores o psicólogos puede mejorar las posibilidades de éxito. No solo hay que cambiar la dieta: si somos sedentarios o psicológicamente no estamos en un buen momento y nos puede el hambre emocional, probablemente no lo consigamos.
Si adelgazar fuera tan fácil, no habría tantas dietas: la de la piña, la de la alcachofa, la de los batidos detox…, aunque probablemente si hay tantas dietas diferentes es porque ninguna funciona. O, al menos, no como debiera. El problema probablemente venga del mismo concepto de dieta: una restricción temporal en la ingesta de alimentos para conseguir un objetivo a corto plazo, de pérdida de peso.