Es noticia
El agua también tiene sed en Galicia
  1. Medioambiente
  2. Naturaleza
Joaquín Araujo

Emboscadas

Por

El agua también tiene sed en Galicia

Cuando todavía se pierde en las conducciones un tercio del agua domesticada, no se puede apelar a la codicia de tener más líquido a disposición del despilfarro

Foto: Una gota de agua sobre una hoja (EFE/H. Tyagi)
Una gota de agua sobre una hoja (EFE/H. Tyagi)

La esencia del Agua es comunicar, ser todas las orillas y todos los adentros, de lo viviente. Cuando en la costa solo se quiere ver una masa líquida que separa más bien está sucediendo todo lo contrario: el líquido vivaz es lo que une, lo que convierte en nosotros a todo lo que miremos, escuchemos o intuyamos por alejada que resulte su presencia. Tan fascinante es, en efecto, el líquido prodigioso que nos convierte en unidad. Es más, la esencia del Agua es reencarnarse incesantemente para que podamos respirar, ver, pensar, comer y por supuesto beber. Es la suprema compasión de dejarnos ver, pensar.

Foto: La niebla parece esconder muchos misterios. (Unsplash)

Todo lo anterior lo hace para todos al mismo tiempo sin pedir prácticamente nada a cambio. De ahí, por tanto, lo coherente de que el pensamiento fundacional de oriente equipare la bondad y la honestidad al Agua. Por ello resulta realmente dramático el que demasiados, con tanta autoridades en primer lugar, no consideren esenciales estas esencias. Ni del Agua ni de ningunas de los demás elementos básicos de la Natura. Por eso mismo han puesto en grave riesgo de colapso a lo menos esencial para la Vida que somos nosotros mismos.

Me viene a la mente estas reflexiones con reiteración intencionada ante la enésima torpeza relacionada con el bien público más esencial. Nos aqueja de forma ya contundente la tacañería de las nubes y nos sobra el imperialismo del calor. Casi todo, en consecuencia ha comenzado a tener sed. Incluso en los clásicos paraísos como Galicia.

placeholder El agua es la sangre de la naturaleza (EFE  Carlos Ortega)
El agua es la sangre de la naturaleza (EFE Carlos Ortega)

Para alcanzar esa cordura que supone identificar lo esencial propongo, también desde hace mucho, considerar que lo más sediento de este mundo es el Agua misma. Sed de libertad para seguir siendo el alma de todos los paisajes. Sed de transparencia desde el momento en que cada día a las aguas del planeta son vertidas doscientas toneladas de contaminantes. Sed de usos ajustados a la necesidad y no al descalabro de las fugas y los derroches que potencian hasta un 30 % de pérdidas. Sed de admiradores, es decir de esos soñadores, como somos los defensores de la Natura, que no nos insultamos a nosotros mismos, agua que piensa, considerándola solo un recurso.

En suma, el Agua tiene sed de democracia plena, gestión pública honesta entre otros motivos porque su primera propiedad es que no debe ser propiedad privada de nadie. Todo ello desemboca en que solo nosotros, los humanos, agua erguida, podemos dar de beber a lo que bebemos. Y bebemos, ojo, 150.000 litros si vivimos 80 años.

Foto: La crisis climática esta afectando a los ríos. (EFE)

Es que acabo de conocer en Pontecaldelas, Pontevedra, a un grupo de personas dispuestas a dar de beber al Agua. Todo ello a través de una más de las últimamente esperanzadoras movilizaciones vecinales, casi espontánea, por un disparate mayúsculo en la gestión del Agua. Porque para seguir fomentando uno de los peores modos de despilfarro del líquido vivaz, el que se produce en la ciudad de Vigo, se pretende construir un nuevo embalse que afectaría a un amplio tramo de las cuencas de los ríos Verdugo y Oitavén.

Cuando se comienza a valorar el papel trascendental de los cursos fluviales libres y jalonados de los preciosos sotos que palian los peores efectos de las riadas y ayudan a combatir el desastre climático. Cuando el contacto con lo todavía no destruido es un activo de la transición ecológica que precisa el planeta y todos sus inquilinos, algunos siguen queriendo convertir a los ríos en almacenes de Agua para seguir fomentando la mala educación de ignorar que es un río. Porque todo curso fluvial debe seguir siendo un camino que anda para fecundar, a cada paso, una infinita variedad de amistosas y hasta trascendentes formas de vida.

En los países más industrializados se ha comenzado, no solo a no construir una presa más, sino a demoler algunas

Cuando todavía se pierde en las conducciones un tercio del agua domesticada no se puede apelar a la codicia de tener más líquido a disposición del despilfarro. Cuando se puede vivir con lujo gastando menos de 100 litros diarios por persona y día no se puede pretender disponer de cantidades hasta cinco veces mayores. Cuando se riegan las calles con aguas de primera calidad y no reutilizadas no se puede condenar a los tramos más limpios a quedar frenados y convertidos en asesinos de bosques ribereños enteros de primera calidad.

En fin cuando los que viven sin paisaje quieren condenar a su misma pena y miseria a los que todavía tienen sus principales referencias emocionales en sus territorios, todavía vivos, evidentemente hay que oponerse como están haciendo los incorporados a la plataforma A Rente do Chan. Sí quieren seguir viviendo a ras de su tierra pero con toda la Belleza que todavía duplican los espejos del Verdugo y el Oitavén.

Recordemos para terminar que en varios de los países más industrializados del planeta se ha comenzado no solo a no construir una presa más sino incluso a demoler algunas de las que llevan muchos años parando el discurrir de las aguas. Buen ejemplo a seguir para que algunas mentes también comiencen a discurrir.

La esencia del Agua es comunicar, ser todas las orillas y todos los adentros, de lo viviente. Cuando en la costa solo se quiere ver una masa líquida que separa más bien está sucediendo todo lo contrario: el líquido vivaz es lo que une, lo que convierte en nosotros a todo lo que miremos, escuchemos o intuyamos por alejada que resulte su presencia. Tan fascinante es, en efecto, el líquido prodigioso que nos convierte en unidad. Es más, la esencia del Agua es reencarnarse incesantemente para que podamos respirar, ver, pensar, comer y por supuesto beber. Es la suprema compasión de dejarnos ver, pensar.

Agua Naturaleza
El redactor recomienda