Un espía en el supermercado
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Nutricosmética: la cara moda de las isoflavonas y la taurina
El autor analiza la dudosa eficacia de los complementos alimenticios que se venden como milagros cosméticos
Mi aspecto físico se está deteriorando. Tanta conferencia, artículo, colaboración, etc, está pudiendo conmigo. Por ello ayer bajé a nuestro supermercado favorito a hacer nuevamente de espía. Necesitaba un producto que arregle el descosido…y me fui directo a la zona de nutricosméticos, una serie de productos destinados a “embellecernos desde el interior” y que se han puesto muy de moda en los últimos años. Allí observé que existen numerosas cápsulas, bebidas, pastillas, tabletas o píldoras que dicen mejorar algún aspecto de nuestra belleza por los activos y nutrientes que contienen. Estos productos llevan una gran cantidad de productos químicos que prometen frenar la caída del cabello, aumentar el volumen capilar, retrasar el envejecimiento, combatir la celulitis, luchar contra los granos y los puntos negros, reforzar las defensas inmunitarias y la tolerancia de la piel al sol, favorecer el bronceado, etc. Era lo que necesitaba.
Sin embargo, y a pesar del éxito de mercado que está teniendo los nutricosméticos, son varias las dudas que existen alrededor de ellos. ¿Qué hay de cierto en su mecanismo de actuación? ¿Está demostrada la efectividad de todos los ingredientes que llevan estos productos? ¿Se justifica su alto precio? ¿Podemos conseguir el mismo efecto de otra forma?
"Aunque vayan destinados a mejorar la belleza, todos estos productos pertenecen a la familia de los complementos alimenticios"
Lo primero que hay que dejar claro es que, aunque vayan destinados a mejorar la belleza, todos estos productos pertenecen a la familia de los complementos alimenticios y se consumen oralmente, por lo que su efectividad debe atenerse a lo que digan los reglamentos europeos que regulan los productos alimenticios y no a las leyes que hay detrás de los cosméticos tradicionales como cremas, sueros, etc.
Pues bien, la gran mayoría de nutricosméticos que encontramos en las superficies comerciales presentan en su composición infinidad de productos químicos que no han demostrado tener efectividad. Entre ellos destacan las isoflavonas de soja, el Lactobacillus johnsonii, el licopeno, el colágeno, el ácido hialurónico, la coenzima Q10, el resveratrol y muchísimos otros. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, no existe ninguna relación entre la ingesta oral de estos ingredientes y las propiedades que publicitan los nutricosméticos que los contienen.
¿Entonces esos nutricosméticos son ilegales? En absoluto. La reglamentación europea se ha dejado una ventana abierta que está siendo aprovechada por la mayoría de las empresas nutricosméticas. Según la normativa en vigor, si algunos productos llevan en su composición un 15% de la cantidad diaria recomendada (CDR) de determinados minerales o vitaminas, ya pueden publicitar muchas propiedades que no tienen los otros ingredientes de los que les he hablado anteriormente. Lo que no sabe el consumidor es que esas vitaminas o minerales se encuentran en concentraciones muy superiores en alimentos de la dieta tradicional y cuyo valor es muchísimo menor.
Piel más firme
Dentro de la gama de nutricosméticos que combinan la nutrición y la cosmética, los que más cuota de mercado tienen son aquellos destinados a procurar firmeza a la piel. Los desea mucha gente…, entre ellos yo. Por ello salieron al mercado concentrados nutricionales de belleza específicamente indicados para ayudar a reafirmar la piel desde su interior y en cuya composición podemos encontrar tres ingredientes principales: lactolicopeno, isoflavonas de soja y, sorprendentemente, la vitamina C (marcada con un asterisco en el envase).
El Reglamento 432/2012 de la UE demuestra cómo la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no ha respaldado ningún estudio científico que avale que el lactolicopeno o las isoflavonas de soja tengan ningún beneficio sobre la firmeza de la piel.
Sin embargo, y siguiendo la estrategia que les he comentado, si un producto lleva en su composición un 15% de la cantidad diaria recomendada (CDR) de vitamina C (exactamente 12 mg), ya puede publicitar que “contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de la piel”. Exactamente el tipo de mensaje al que te lleva el asterisco que acompaña la vitamina C en el envase de algunos nutricosméticos.
¿Estoy diciendo que esos nutracosméticos que ayudan a combatir la celulitis deben su acción exclusivamente a la vitamina C? Según la Autoridad Europea de Seguiridad Alimentaria, sí... y voy más allá. Hay cientos de productos en el mercado alimentario que cuestan muchísimo menos que los aproximadamente 30 euros que valen estos nutricosméticos y que proporcionan una cantidad de vitamina C muy superior a esos 9 mg que dan derecho a dicha publicidad referida al colágeno. Además, la población española no tiene deficiencias en vitamina C, por lo que es absurdo consumir suplementos alimenticios ricos en esta vitamina. Según los datos de la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética, los españoles tomamos, ni más ni menos, que entre un ¡¡191% y un 393% más que la vitamina C necesaria!!.
Hay cientos de alimentos que cuestan muchísimo menos que los nutricosméticos y con una cantidad de vitamina C muy superior
A modo de ejemplo les diré que en una naranja hay casi un 60% más de vitamina C de la que existe en un comprimido de estos nutricosméticos (30 mg) y 8 veces más de la cantidad mínima exigida de este micronutriente para poder publicitar que un producto “contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de la piel”… Lo que están leyendo.
Cuestión de estrategia
Podríamos seguir desgranando pormenorizadamente uno por uno la gran mayoría de nutricosméticos que hay en las superficies comerciales ya que la estrategia es siempre la misma, pero pienso que con el ejemplo que les he puesto ya se han hecho una idea. Ni la glucosamina marina, ni el licopeno, ni la taurina, ni las isoflavonas de soja, ni el extracto acuoso del té verde, ni el extracto de corteza de pino marino, ni las pepitas de uva, ni la Embolica, ni los probióticos ni muchísimos otros ingredientes han sido autorizados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria para publicitar aquellos mensajes que se pueden leer en los envoltorios de esos productos…. aunque contribuyan significativamente a su elevadísimo precio.
La legislación actual es un auténtico coladero que deja grandes resquicios legales que aprovechan las grandes multinacionales para comercializar sus productos, bien sean alimentos o nutricosméticos, publicitando 'sospechosos eslóganes' basándose en el marketing pseudocientífico. Las últimas encuestas de percepción social de la ciencia por parte de la sociedad muestran cómo el ciudadano tiene cada vez mayor confianza en la ciencia y en la labor del científico. Aprovechándose de esta situación, muchas empresas utilizan en la publicidad de sus productos palabras, vocablos, frases y eslóganes donde los términos científicos están a la orden del día. El objetivo es claro: usar la buena predisposición del consumidor hacia todo lo que 'suene a ciencia' para darle prestigio a sus productos. Sin embargo, y como hemos visto, detrás de muchos de estos eslóganes no hay el más mínimo rigor científico. Una desastre para la sociedad… y para mi aspecto físico.
Mi aspecto físico se está deteriorando. Tanta conferencia, artículo, colaboración, etc, está pudiendo conmigo. Por ello ayer bajé a nuestro supermercado favorito a hacer nuevamente de espía. Necesitaba un producto que arregle el descosido…y me fui directo a la zona de nutricosméticos, una serie de productos destinados a “embellecernos desde el interior” y que se han puesto muy de moda en los últimos años. Allí observé que existen numerosas cápsulas, bebidas, pastillas, tabletas o píldoras que dicen mejorar algún aspecto de nuestra belleza por los activos y nutrientes que contienen. Estos productos llevan una gran cantidad de productos químicos que prometen frenar la caída del cabello, aumentar el volumen capilar, retrasar el envejecimiento, combatir la celulitis, luchar contra los granos y los puntos negros, reforzar las defensas inmunitarias y la tolerancia de la piel al sol, favorecer el bronceado, etc. Era lo que necesitaba.
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