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Todo lo que no sabes de la relación entre tu boca y la salud del corazón
  1. En boca de todos
Dr. Jose Manuel Reuss

En boca de todos

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Todo lo que no sabes de la relación entre tu boca y la salud del corazón

Está conectada al resto del cuerpo y es parte del aparato digestivo y del aparato respiratorio. Es la puerta de entrada al organismo y la primera línea de defensa frente a patógenos, y sabemos cada día más de su influencia en el cuidado cardiaco

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Recuerdo la primera vez que vi a un paciente estadounidense en la consulta. No acudía por dolor, ni para reconstruir un diente roto, ni por valorar un tratamiento de ortodoncia. Simplemente acudía para “revisar su boca” porque se había mudado a Madrid hacía unas semanas. Después de la exploración clínica, pude apreciar que tenía una boca impecable, sin un mínimo indicio de inflamación, con mínimas restauraciones, dientes bien alineados y una sonrisa arrolladora…

¿Por qué revisar una boca cuidada?

Su respuesta fue contundente: “Desde pequeño he sido constante en mis revisiones. Al principio, gracias a mis padres. Con 20 años, por la estética y por prevenir pequeños problemas. Y ahora que tengo 60, ¡por mi corazón!”. En la facultad nos insistían constantemente en la estrecha relación que hay entre salud oral y salud general. Como recién licenciado, me dio mucho que pensar que un paciente, sin formación sanitaria, tuviera ese conocimiento.

La siguiente pregunta es: ¿cómo está relacionada la salud de la boca con el corazón?

La boca está conectada al resto del cuerpo y es parte del aparato digestivo y del aparato respiratorio. Es la puerta de entrada al cuerpo, y la primera línea de defensa frente a patógenos externos gracias a la inmunidad llamada innata y a mecanismos micromoleculares complejos y a la acción única de la saliva, que es a la vez antibacteriana y antivírica. La cavidad oral es indispensable para la vida y la salud general a través de lo que hoy se conoce como microbioma oral.

"La boca está conectada al resto del cuerpo y es parte del aparato digestivo y del aparato respiratorio"

Etimológicamente, esta microvida incluye los microorganismos que viven principalmente en las mucosas como la oral, la intestinal y en la piel, y su ecosistema y las interacciones entre sí y con el huésped. En los últimos tiempos, el estudio del microbioma oral y su implicación en la salud y enfermedad no deja de asombrarnos.

La boca y la riqueza de microorganismos

Es en la boca donde se da una mayor variedad y riqueza de especies de microorganismos de todo el cuerpo humano, seguido del intestino y de la piel. El viejo concepto de que, para estar sanos, los órganos internos del cuerpo humano deben estar libres de gérmenes, como clásicamente se creía que debían estar el pulmón o el aparato circulatorio, ha quedado obsoleto después de los hallazgos que indican que el microbioma existe en todos los órganos, siendo único para cada persona y adaptado para cada sitio específico del organismo. Ya no es válida la idea de que salud es sinónimo de ambiente estéril.

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En la boca hay ciertos patógenos que se han asociado a la caries o a la enfermedad periodontal. Es el caso del Streptococcus mutans o de la Porphyromona gyngivalis. Sin embargo, dichas bacterias están presentes en todos los humanos, incluidos los sanos. La enfermedad aparece cuando se rompe el equilibrio entre microorganismos, aparte de otros factores como la susceptibilidad del huésped, higiene oral inadecuada o el tabaco, entre otros. La inflamación de las encías permite la diseminación de dichas bacterias a través de la ruptura de la barrera mucosa en las zonas de sangrado, pasando al torrente sanguíneo. En los pacientes con placas de ateroma, se han encontrado bacterias propias de la enfermedad periodontal en dichas placas.

"Es curioso cómo la palabra 'placa' es compartida por la odontología (placa dental) y por la cardiología (placa de ateroma)"

Estas placas pueden provocar fenómenos isquémicos, llevando por ejemplo al infarto. Además, se ha encontrado que, a mayor gravedad de enfermedad periodontal, mayor concentración de patógenos periodontales en los vasos sanguíneos. El carácter crónico y cíclico de la enfermedad periodontal genera múltiples oportunidades para la diseminación de patógenos al resto del organismo. Si bien la magnitud del 'estrés microbiológico' que supone la bacteriemia provocada por la periodontitis puede ser pequeña en comparación con enfermedades infecciosas agudas severas como una neumonía, la periodontitis es recurrente y perdura décadas, afectando al 75% de la población en sus formas moderadas. Es curioso cómo la palabra 'placa' es compartida por la odontología (placa dental) y por la cardiología (placa de ateroma).

Y sí: somos los que comemos

Por otro lado, se ha dicho que somos lo que comemos, y que una dieta equilibrada rica en vegetales, frutas y antioxidantes naturales, como la mediterránea, es saludable. En concreto, para el sistema cardiovascular. La saliva humana contiene 10 veces más nitrato que el plasma sanguíneo. El nitrato es abundante en las dietas ricas en vegetales, sobre todo de hoja verde como las espinacas o la lechuga.

Sin embargo, dicho nitrato no tiene ningún beneficio cardiovascular per se, sino que necesita pasar a la forma de nitrito para poder ejercer de antihipertensivo y cardioprotector de origen natural. Dicho paso se produce en la cavidad oral, gracias a que la saliva, rica en nitrato, es deglutida y al pasar por el dorso de la lengua entra en contacto con una parte del microbioma oral específica de esa zona rica en bacterias de los géneros Veillonella y Actynomices. Dichas bacterias convierten el nitrato en nitrito. Curiosamente, si tenemos el hábito de escupir la saliva, dicho efecto cardioprotector e hipotensor se pierde en parte, ya que en ausencia de saliva no se produce el llamado 'ciclo del nitrito'. Lo mismo ocurre tras el uso de antibióticos o de colutorios con antisépticos que eliminan las bacterias de la boca, entre ellas las responsables de esta importante función del microbioma oral. Estos hallazgos, publicados recientemente, se acompañan de investigaciones sobre el papel de la cavidad oral y el microbioma oral en la tensión arterial y en la salud cardiovascular.

La relación con el infarto

Según un estudio realizado en casi 250.000 pacientes y avalado por la Sociedad Europea de Cardiología, simplemente acudir al dentista para hacer una higiene una vez al año o más reduce el riesgo de accidentes cardiovasculares en un 14%. Así mismo, la presencia de caries, la falta de dientes y la inflamación de las encías están asociadas con un mayor riesgo de infarto. La enfermedad periodontal y la enfermedad cardiovascular tienen en común la inflamación crónica como componente principal. Ambos son patologías muy frecuentes. Así, los pacientes con enfermedad periodontal tienen un riesgo un 15% mayor de sufrir una enfermedad cardiovascular.

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En otras palabras, y también consecuencia de este estudio, el mero hecho de “cepillarse los dientes una vez más al día reduce el riesgo de ataque al corazón en un 9%”. Por suerte, las buenas costumbres y filosofía de prevención en materia de salud oral son cada vez más frecuentes entre la población española. Una higiene oral y cuidados adecuados, con unos hábitos, dieta y estilo de vida beneficiosos, permiten que exista un equilibrio biológico oral o eubiosis, que se traduce no solo en salud oral sino, como ha quedado demostrado, también en una buena salud general. El hecho de poder contribuir a prevenir un problema de tal relevancia requiere nuestra concienciación como sociedad: cuidarse la boca es cuidar de todo el organismo.

Recuerdo la primera vez que vi a un paciente estadounidense en la consulta. No acudía por dolor, ni para reconstruir un diente roto, ni por valorar un tratamiento de ortodoncia. Simplemente acudía para “revisar su boca” porque se había mudado a Madrid hacía unas semanas. Después de la exploración clínica, pude apreciar que tenía una boca impecable, sin un mínimo indicio de inflamación, con mínimas restauraciones, dientes bien alineados y una sonrisa arrolladora…

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