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Tribuna
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Estatuto Marco: para todos y todas, profesionales y pacientes
Va a resolver algunas injusticias arrastradas desde hace tiempo para abrir nuevos horizontes de desarrollo del sistema sanitario y a hacer que cambiemos algunas de las imágenes que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de trabajadores sanitarios
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Cuando uno piensa en un profesional sanitario, es probable que vengan a la cabeza varias imágenes: alguien que le cuida, que va a su domicilio a realizarle una cura, que le opera o que le atiende en una ambulancia. Además de esas imágenes, claramente positivas, también puede evocarnos la temporalidad, las largas jornadas de trabajo o la precariedad.
Para que las primeras imágenes, las relacionadas con el cuidado, se puedan dar, es necesario actuar sobre las segundas, y para ello, hace falta actuar en el ámbito de la gestión y también en el ámbito legislativo.
Actualmente, en el Ministerio de Sanidad estamos trabajando con los sindicatos y con las Comunidades Autónomas en la reforma del Estatuto Marco, que es el texto fundamental (aunque no el único) que regula las condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras del Sistema Nacional de Salud, y lo hace desde una perspectiva global, como global y compleja es la práctica cotidiana de los equipos que trabajan en la sanidad pública. Siendo verdad que el texto regulatorio legislativo es materia competencial del Ministerio de Sanidad con el resto de actores profesionales implicados, no es menos cierto que las condiciones laborales y las condiciones retributivas las marcan, competencialmente las diferentes Comunidades Autónomas, prioritariamente.
Múltiples retos
Los retos son múltiples, y los avances que planteamos en esta reforma del Estatuto Marco (actualmente en fase de diálogo y negociación), que pone la seguridad y salud de los profesionales junto con la del paciente en el centro, abarcan el fin de la inestabilidad, la presencia equilibrada en los ámbitos de dirección y gestión, el reconocimiento como autoridad pública de los trabajadores sanitarios, la estabilización laboral, la incorporación de algunos complementos a las pagas extraordinarias, la actualización de la clasificación de los profesionales para adecuarla al sistema formativo del siglo XXI, la regulación de las jornadas laborales y los descansos o la eliminación de las guardias de 24 horas.
Trabajar 24 horas seguidas es algo que no debería hacer nadie. Trabajar 24 horas seguidas atendiendo a pacientes es algo que no debería seguir vigente. Ser atendido por un profesional que ha trabajado durante 24 horas es algo que nadie quiere que le pase. Para que esto no siga ocurriendo se tienen que dar dos elementos, que haya una ley que lo regule a nivel estatal y que los servicios de salud de las Comunidades Autónomas, que tienen las competencias en materia de gestión de Recursos Humanos, estén suficientemente dotados, con recursos suficientes para poder dar servicio de atención continuada sin repercutir esta atención en el sobreesfuerzo y las malas condiciones laborales de los profesionales.
Algunas Comunidades Autónomas han estructurado sus plantillas de tal forma que se puedan establecer los turnos para que nadie tenga que trabajar 24 horas seguidas. Pero para conseguir que esto se implante en todas las Comunidades, es necesario reformar el Estatuto Marco, promoviendo cambios en elementos fundamentales de las guardias. De esta forma, gracias a esta ley, se evitará que los profesionales que hagan guardias tengan una deuda horaria con su empleador, ya que el descanso previo y posterior a la guardia de 17 horas no se tendrá que “devolver”. Además, se aumentan las circunstancias en las que esas guardias puedan no realizarse, como la edad, el embarazo, la salud o el cuidado de menores.
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Finalmente, la medida más importante es que nadie trabajará más de 17 horas consecutivas. De esta forma, la guardia no podrá superar las 17 horas o si un profesional trabaja su jornada ordinaria y de forma consecutiva realiza una guardia, la duración conjunta tampoco podrá superar las 17 horas. Solo se permiten guardias de 24 horas con el consentimiento previo de los profesionales y en circunstancias excepcionales.
Más allá del ruido que puede (y suele) acompañar a las reformas legislativas que son importantes para el sistema y para los trabajadores y trabajadoras, el Estatuto Marco va a resolver algunas injusticias arrastradas desde hace tiempo para abrir nuevos horizontes de desarrollo del sistema sanitario y a hacer que cambiemos algunas de las imágenes que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de trabajadores sanitarios: poner tope a la inestabilidad y a la temporalidad, eliminar las guardias de 24 horas y mejorar el desarrollo profesional de los trabajadores y trabajadoras. El desafío es tan grande como la amenaza de tener que quedarnos con el Estatuto Marco vigente del año 2003, que es el que ha permitido históricamente los abusos e inseguridades que nos han llevado hasta aquí.
El diálogo es continuo, las aportaciones e innovaciones son todas bienvenidas y en el espíritu del Ministerio de Sanidad está el llegar al mejor texto consensuado posible que marque un futuro predecible, estable y digno para los profesionales del Sistema Nacional de Salud. No cejaremos en el empeño porque nuestro Sistema Nacional de Salud se lo merece. Es una labor de todos y todas trabajar por cuidar un sistema sanitario público y universal que cuide de la población y de quien cuida a la población.
*Javier Padilla Bernáldez, Secretario de Estado de Sanidad.
Cuando uno piensa en un profesional sanitario, es probable que vengan a la cabeza varias imágenes: alguien que le cuida, que va a su domicilio a realizarle una cura, que le opera o que le atiende en una ambulancia. Además de esas imágenes, claramente positivas, también puede evocarnos la temporalidad, las largas jornadas de trabajo o la precariedad.