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¿Para qué sirve realmente guardar el cordón umbilical?
  1. Bajo el microscopio
Dr. Rafael Matesanz

Bajo el microscopio

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¿Para qué sirve realmente guardar el cordón umbilical?

Nuestro país apostó muy fuerte por esta estrategia y cuenta con más de 63.000 unidades de las 806.000 existentes en todo el mundo. Hoy en día, su uso ha caído en picado

Foto: Foto: iStock.
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La sangre de la placenta y cordón umbilical, durante mucho tiempo considerada como producto de desecho, atrajo la atención de clínicos e investigadores desde los años ochenta al comprobarse su riqueza en células madre y la posibilidad de que, una vez trasplantadas, pudieran tener efectos terapéuticos, en enfermedades de la sangre (leucemias, linfomas…) o bien en déficits enzimáticos congénitos. En 1988 se hizo en Francia el primero de estos trasplantes a un niño norteamericano con anemia de Fanconi gracias al cordón de su hermana recién nacida.

"Nuestro país apostó muy fuerte por esta estrategia situándose desde principios de siglo en los primeros lugares del mundo"

Comenzó así una estrategia de almacenamiento de cordones y la creación de una red internacional de bancos de sangre de cordón, donados tras el nacimiento, en los que poder encontrar células adecuadas para realizar trasplantes no emparentados. En 1993 se creó en Nueva York el primero de estos bancos, de los que hoy en España tenemos siete, que almacenan más de 63.000 unidades de las 806.000 existentes en todo el mundo. Nuestro país apostó muy fuerte por esta estrategia situándose desde principios de siglo en los primeros lugares del mundo tanto en unidades totales de cordón almacenadas como en relación con el número de habitantes.

Los banco autólogos

Pero también en Estados Unidos surge otro concepto no tan solidario: el de los bancos autólogos (para uno mismo) de cordones, con dos factores fundamentales en su génesis: la sanidad como negocio y la vulgarización del concepto de células madre como panacea que va a curar todo tipo de enfermedades. La oferta de guardar las células del cordón del recién nacido en un centro privado, para una hipotética utilización futura, por una cantidad de 1.500-2.000€, se extiende por el mundo desarrollado y opulento pese a tener un escaso fundamento científico, y las compañías que ofrecen estos servicios comienzan a proliferar y llegan a España a principios de siglo.

placeholder Banco de cordón umbilical. (EFE)
Banco de cordón umbilical. (EFE)

El problema de guardar el cordón para uno mismo es que la mayoría de las enfermedades infantiles trasplantables con células de cordón tienen un componente genético que hace que si se usaran sus propias células para el trasplante le estaríamos dejando igual que estaba. O lo que es lo mismo, si el niño para quien lo conservaron presenta en su infancia una de las enfermedades que hoy día se tratan con estas células, casi con toda seguridad va a tener que recurrir a los bancos públicos clásicos para buscar un donante.

Limitaciones importantes

Tan solo el uso familiar del cordón de un niño para su hermano en determinadas enfermedades está indicado científicamente, pero el almacenamiento selectivo y dirigido para estos casos está igualmente garantizado en los bancos públicos. En cuanto a su uso en la edad adulta, ni siquiera sabemos durante cuántos años va a conservarse esta sangre (la experiencia es aún corta), y con respecto a la referencia que a veces se hace en la propaganda de algunos de ellos sobre la posibilidad de tratamiento del párkinson, diabetes, alzhéimer u otras enfermedades, obvio es decir que se está hablando de una posibilidad teórica cuya verosimilitud y plazo nos son hoy totalmente desconocidos.

Foto: A la izquierda Daniel Asensio con su familia, uno de los promotores de la plataforma.

Pese a estas debilidades, y aunque hoy día es algo bastante amortizado, la convivencia de estos bancos privados con el sistema público de trasplantes ha sido motivo de confrontaciones políticas entre gobiernos centrales y autonómicos, disputas jurídicas y continua presencia mediática con importantes intereses en juego, que darían para varias columnas. Impulsados en su momento por el ejemplo de personas mediáticamente relevantes, desde miembros de la Casa Real a futbolistas, finalmente la crisis económica del 2008 y sobre todo el hecho incontrovertible de que la práctica totalidad de las numerosas unidades de cordón guardadas en los primeros años de este siglo simplemente no se han utilizado para el fin que fueron almacenadas, han puesto las cosas en su sitio.

Con la ley en la mano

Dicho esto, y con toda una información exhaustiva disponible, nuestra legislación permite guardar para uso propio el cordón umbilical en cualquier banco español o de la Unión Europea, aunque en el primer caso, si surge algún enfermo compatible, tendría que cederlo para realizar el trasplante, igual que él puede acceder a los cordones donados a los bancos públicos en caso de necesitarlo.

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Foto: iStock.

Volviendo al uso contrastado de las células de cordón de los bancos públicos para el tratamiento de enfermedades de la sangre, en todo el mundo se han realizado más de 50.000 trasplantes desde los inicios de esta terapéutica. En España, el número de trasplantes de células de cordón fue creciendo hasta alcanzar 151 de los 3.500 realizados en todo el mundo en el año 2011, llegándose a enviar a otros países otras 342 unidades. Sin embargo, en la última década, el uso de estas células cayó en picado en todo el mundo, de forma que en los dos últimos años solo se trasplantaron en nuestro país 19 y 23 enfermos. El motivo ha sido la irrupción de los llamados trasplantes haploidénticos procedentes de un familiar con el que solo comparte un 50% de características comunes, que han sustituido la mayoría de las indicaciones que tenían las células de cordón. Ello ha hecho que los bancos hayan visto reducidas drásticamente su actividad y viabilidad económica obligando a buscar usos alternativos a las unidades almacenadas.

Algunas muestras guardadas tienen ya muchos años y un número de células que antes era aceptable pero que hoy se considera escaso

De acuerdo con ello, la ONT, en el Plan Nacional de Sangre de Cordón Umbilical 2020-2025, centra la recolección de nuevas muestras de sangre de cordón más que en seguir aumentando indiscriminadamente el número de unidades almacenadas, algo que en estas circunstancias tiene poco sentido, en mejorar las existentes, algunas ya con muchos años y con un número de células entonces aceptable, pero que hoy se considera escasa. De ahí que tan solo se seleccionen para trasplante aquellos cordones con abundante celularidad (algo que se valora inicialmente pesando el cordón) y que cumplan los máximos estándares de calidad, utilizándose el resto fundamentalmente para fines de investigación siguiendo las múltiples vías abiertas para este tipo de células y que sin duda en el futuro darán lugar a nuevos tratamientos.

En suma, continúa siendo aconsejable donar el cordón umbilical a los bancos públicos, quedando la posibilidad de utilizar los bancos privados como una opción individual, previa información adecuada de los pros y los contras.

La sangre de la placenta y cordón umbilical, durante mucho tiempo considerada como producto de desecho, atrajo la atención de clínicos e investigadores desde los años ochenta al comprobarse su riqueza en células madre y la posibilidad de que, una vez trasplantadas, pudieran tener efectos terapéuticos, en enfermedades de la sangre (leucemias, linfomas…) o bien en déficits enzimáticos congénitos. En 1988 se hizo en Francia el primero de estos trasplantes a un niño norteamericano con anemia de Fanconi gracias al cordón de su hermana recién nacida.

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