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La larga influencia de la pandemia en la apendicitis aguda
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Dr. Emilio Vicente / Dra. Yolanda Quijano

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La larga influencia de la pandemia en la apendicitis aguda

El covid ha marcado las estrategias de tratamiento de esta 'urgencia'. De los resultados de diferentes estudios se deduce que la terapia antibiótica podría ser de utilidad

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En diciembre del año 2019, nadie era consciente de que se estaba produciendo un hecho que iba a cambiar de una forma radical la sociedad mundial; la descripción de las primeras infecciones provocadas por un virus que en aquel momento era desconocido y por ello infravalorada su letalidad.

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Sus consecuencias han provocado grandes transformaciones en las relaciones interpersonales, cambios en nuestra vida cotidiana y en el mundo laboral, además de trascendentales e inéditas decisiones políticas y sociales. La medicina, como es lógico, no ha estado al margen de esta revolución y no solo en las lógicas y bien conocidas facetas estructurales, económicas y éticas, sino en otros aspectos mucho más comunes, aquellos que se asocian con la estrategia terapéutica de diferentes procesos médicos.

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El SARS-CoV-2 comenzó a propagarse en aquel mes de diciembre en Wuhan (China), una ciudad que desde entonces es mundialmente conocida y mejor localizada en el mapa.

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En el transcurso de pocas semanas se extendió en todo el mundo afectando a cientos de millones de personas. Más de tres de ellas han perdido la vida por su culpa.

En cifras

Todos estos datos están muy posiblemente subestimadas dada la dimensión de la pandemia y la dificultad de poseer cifras fiables en todos los países. Por otra parte, esta pandemia ha tenido también una importante repercusión en un gran número de enfermos afectos de graves procesos médicos no covid que requerían una rápida atención médica y que, ante el retraso en su realización por las limitaciones existentes, han tenido muy probablemente graves consecuencias en la evolución de su enfermedad.

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En el mundo hospitalario en general y en el quirúrgico en particular se propusieron inicialmente estrategias para preservar la capacidad hospitalaria y la capacidad operativa de los diferentes servicios.

"El miedo a infectarse durante una visita al hospital era el motivo de esta situación que era inédita para todo el personal médico"

Además, de ello se observó durante la pandemia una significativa reducción en el número de pacientes atendidos en los servicios de urgencias. Pacientes que son habitualmente atendidos con carácter urgente en este servicio por graves procesos médicos como cardiopatías isquémicas, lesiones traumatológicas y en nuestra especialidad con procesos abdominales agudos acudían con mucha menor frecuencia, y no precisamente por una 'milagrosa' reducción en la incidencia de los mismos.

Por culpa del miedo

El miedo a infectarse durante una visita al hospital era el motivo de esta situación que era inédita para todo el personal médico que formaba parte de los mencionados servicios. En algún momento, se pudo pensar que todo ello sería suficiente para mejorar la gravísima situación existente.

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Pero no fue así, la demanda existente manifestada en una interminable presión asistencial por enfermos afectos de covid se imponía de una forma trágica, día a día. Esta circunstancia motivó no solo el mencionado retraso en el diagnóstico y tratamiento de muchos graves procesos benignos o malignos, sino también modificaciones en actitudes terapéuticas.

"Con la finalidad de poder atender a los pacientes con el virus o sin él, se diseñaron nuevas y eficaces estrategias en los tratamientos"

Con la finalidad de preservar la capacidad hospitalaria y poder atender a los pacientes con el virus como aquellos sin él, se diseñaron nuevas y eficaces estrategias en los tratamientos. Estrategias adaptadas a la situación de los hospitales aunque siempre intentando ofrecer el mayor beneficio para el enfermo, así como una óptima utilización de los recursos existentes. Médicos y pacientes nos supimos adaptar a la situación existente.

El caso de la apendicitis

La apendicitis aguda (AA) es una causa muy común de dolor abdominal agudo y la indicación más frecuente de cirugía abdominal de urgencia en todo el mundo. Junto con la obstrucción intestinal es el otro proceso que se incluía en el término 'cólico miserere', enfermedad tan frecuente como mal conocida hasta fines del siglo XIX, de altísima mortalidad hasta esa época, de diagnóstico no siempre fácil (incluso hoy es así a pesar de los progresos en las pruebas radiológicas) y con muy bajo riesgo en la actualidad, si se trata adecuadamente. Sin embargo, todavía hoy, está asociada a graves complicaciones y eventual mortalidad, en especial en casos de AA complicadas.

La AA es un proceso bastante usual. El riesgo de desarrollarla a lo largo de la vida se estima en un 7%. Tiene dos diferentes formas de presentación; apendicitis no complicada, es decir, flemonosa, y la complicada, que incluye perforación, absceso y peritonitis. El tratamiento es siempre quirúrgico; resección del apéndice (apendicectomía), que en la mayoría de los casos se realiza por vía laparoscópica. Su finalidad es evitar las complicaciones derivadas de la evolución natural del proceso.

El tratamiento no quirúrgico, es decir, la administración de terapia antibiótica, podría estar justificado solo en pacientes de elevada edad con AA no complicada con graves problemas médicos asociados. Es decir, en aquellos enfermos donde se estima que el riesgo supera claramente el beneficio de la cirugía.

La pandemia, especialmente la sufrida en las dos primeras oleadas, ha repercutido en diferentes aspectos diagnósticos y terapéuticos de la AA. A través de los diferentes estudios realizados en estas dos etapas de la pandemia, se han conocido interesantes datos de los que se pueden deducir consecuencias terapéuticas.

  • Se ha comprobado una sensible reducción en el número de casos atendidos por AA y en consecuencia de apendicectomías realizadas en adultos. Sin embargo, la incidencia de apendicitis complicadas o muy complicadas se vio notablemente incrementada en este sector de población. En este tipo de afectación apendicular, la evidencia científica es indiscutible; la cirugía es el tratamiento de elección con carácter de urgencia. En síntesis, un menor número de enfermos con AA atendidos en los servicios de urgencia de los hospitales, pero eso si con procesos mucho más evolucionados, debido a que el periodo de tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la presentación del enfermo en el servicio de urgencias fue mucho más prolongado.
  • De una forma paradójica y a diferencia de los datos obtenidos en los adultos, hubo un aumento de los casos de apendicitis en los niños. Además de los síntomas respiratorios, el dolor abdominal es uno de los síntomas más frecuentemente descritos en menores con covid. Muy posiblemente, una parte de este incremento se haya debido al dolor abdominal relacionado con la infección.
  • Antes del comienzo de la pandemia, siempre ha sido debatido si el proceso inflamatorio apendicular es una enfermedad que pasa de una fase no complicada a otra mucho más grave, complicada y/o perforada donde puede existir riesgo vital para el enfermo si el tratamiento quirúrgico no se efectúa con rapidez. Es por ello por lo que la apendicectomía siempre ha sido considerado el tratamiento de elección de la AA, independientemente de la fase evolutiva en la que se encontrase. Un número importante de pacientes con AA no complicada recibió tratamiento antibiótico durante la pandemia sin necesidad de cirugía. Los resultados obtenidos parecen confirmar que, con un riguroso control clínico, analítico y ecográfico/radiologico, el tratamiento con antibióticos para la apendicitis no complicada es eficaz en un elevado número de enfermos en términos de control del proceso inflamatorio. La valoración del coste económico de esta opción terapéutica deberá ser evaluada en el futuro.

La pandemia, especialmente en las dos primeras oleadas, tuvo un gran impacto en la incidencia y las estrategias de tratamiento de la apendicitis aguda. De los resultados de diferentes estudios realizados se podría deducir que existen indicios para apoyar la teoría de que la apendicitis no es una enfermedad progresiva y que la terapia antibiótica para la apendicitis aguda no complicada podría ser de utilidad en pacientes seleccionados y bajo un riguroso control clinico.

En diciembre del año 2019, nadie era consciente de que se estaba produciendo un hecho que iba a cambiar de una forma radical la sociedad mundial; la descripción de las primeras infecciones provocadas por un virus que en aquel momento era desconocido y por ello infravalorada su letalidad.

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