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¿Los cosméticos pueden penetrar la piel y absorberse en sangre?
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Dr. Ricardo Ruiz Rodríguez

Nada más profundo que tu piel

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¿Los cosméticos pueden penetrar la piel y absorberse en sangre?

La dermis nos aísla del exterior, pero no totalmente. Existen una serie de mecanismos a través de los cuales algunos productos pueden penetrarla e incluso entrar al torrente sanguíneo. Te aclaramos las dudas

Foto: Foto: iStock.
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En el magnífico libro 'La piel', Sergio del Molino narra su experiencia padeciendo psoriasis, una enfermedad crónica que han sufrido personajes como Stalin, Nabokov y Pablo Escobar. Sergio nos cuenta de forma magistral cómo la piel enferma es capaz de aislarnos de los demás. Asegura: “Es la piel y solo la piel la que nos identifica como seres humanos, por eso su estado es la medida de nuestra humanidad”. “Hágame invisible”, reclama Sergio a su dermatóloga. El libro es una historia con final feliz, tal y como lo describía Rubén Amón

"La función 'barrera' de la piel nos aísla de gérmenes y otros agentes nocivos. Pero ¿realmente nos aísla del todo?"


Es cierto que la piel nos puede aislar del exterior tanto emocional como físicamente. La función 'barrera' de nuestra piel nos aísla de gérmenes, sustancias tóxicas y otros agentes nocivos. Pero ¿realmente nos aísla del todo? ¿La piel es impermeable, es solamente una capa inerte que nos recubre y aísla? La respuesta es que no. Es parcialmente permeable y es capaz de dejar pasar a través de mecanismos intracelulares y extracelulares una serie de sustancias químicas que conviene tener en cuenta a la hora de aplicarnos productos sobre la misma. En este sentido quería comentar 4 puntos:

Una media de 12 cosméticos al día

Según la EWG (Enviromental Working Group), la mujer americana usa una media de 12 cosméticos al día (fotoprotectores, hidratantes, cremas antiedad, desodorantes, geles, champús, acondicionadores, tintes, maquillajes, perfumes, pasta de dientes, etc).

placeholder Foto: Unsplash/@good-citizien.
Foto: Unsplash/@good-citizien.

Y las adolescentes, según este estudio, utilizan una media de 17 productos cosméticos diarios. Este dato es interesante, ya que, aunque todos estos productos químicos son seguros, la realidad es que alguno de ellos puede tener la capacidad de atravesar nuestra piel.

Una excelente vía de entrada para fármacos

La medicina moderna sabe que la piel es una excelente vía de entrada para administrar muchas sustancias. Actualmente disponemos de parches en la piel que transportan al torrente sanguíneo moléculas como anticonceptivos, vasodilatadores (nitroglicerina), analgésicos (morfina), nicotina, fármacos contra el párkinson y el alzhéimer, anestésicos, etc. Estos parches tienen la ventaja de que liberan gradualmente el principio activo, tienen una mayor rapidez de acción y presentan menos efectos secundarios.

Las cremas pueden absorberse en la sangre

Los cosméticos también pueden absorberse a través de la piel e, incluso, terminar en el torrente sanguíneo. Por ejemplo, uno de los cosméticos más utilizados son las cremas de protección solar. El año pasado se publicó un estudio en 'JAMA', donde se aplicaron fotoprotectores a 48 personas sanas y en todas se detectaron niveles sanguíneos de las moléculas fotoprotectoras. La conclusión no es que no debamos usar cremas fotoprotectoras, sino que hay que hacer más estudios de seguridad y toxicidad. La realidad es que no se ha descrito ningún efecto secundario debido a la absorción de estas sustancias, por lo que usar cremas de protección solar es con diferencia más seguro que no hacerlo. No solo previenen el envejecimiento cutáneo, sino que disminuyen la posibilidad de padecer quemadura solar y cáncer de piel.

Sirva como dato que yo aplico cremas de protección a mis hijos, junto con otras medidas que pueden proteger del sol (búsqueda de la sombra, ropa y gorros, gafas de sol, etc).

No es conveniente usar retinol en el embarazo

Otros cosméticos también deben usarse con prudencia en determinadas situaciones. Por ejemplo, durante el embarazo no se aconseja el uso de cremas con moléculas derivadas de la vitamina A (ácido retinoico, retinol, etc) o cremas con ácido salicílico, ya que existe la posibilidad de que se absorban a través de la piel y puedan afectar al feto, tal y como advierte esta investigación reciente.

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Foto: iStock.

En resumen, la piel es un órgano vivo, activo y permeable. Por ello, debemos vigilar y simplificar el número de cosméticos que le aplicamos. Los cosméticos en general son un avance científico fantástico que mejoran enormemente nuestra calidad de vida, y las autoridades sanitarias no permitirían nunca que una sustancia tóxica estuviera en el mercado. Pero la realidad es que la absorción de cosméticos a través de la piel plantea una serie de retos a los dermatólogos, a las autoridades sanitarias, a la industria y a los propios pacientes. Es importante ofrecer a nuestros pacientes informaciones realistas y no alarmistas, y apoyar siempre a la ciencia. En este sentido quería felicitar a la industria cosmética que realiza estudios de seguridad y animarlos a seguir en esta línea, así como a organizaciones como STANPA (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética) por su apoyo al sector a través de la ciencia, la innovación y la generación de un impacto positivo en nuestro entorno.

Por último, he de decir que no nos sirven las 'soluciones naturales' que no tengan detrás estudios científicos serios. A veces lo natural está sobrevalorado. La cicuta es natural. Y la naturaleza es pura química. Hay que potenciar y premiar el trabajo de quien utiliza el rigor y el método científico en beneficio de la salud de nuestros pacientes.

En el magnífico libro 'La piel', Sergio del Molino narra su experiencia padeciendo psoriasis, una enfermedad crónica que han sufrido personajes como Stalin, Nabokov y Pablo Escobar. Sergio nos cuenta de forma magistral cómo la piel enferma es capaz de aislarnos de los demás. Asegura: “Es la piel y solo la piel la que nos identifica como seres humanos, por eso su estado es la medida de nuestra humanidad”. “Hágame invisible”, reclama Sergio a su dermatóloga. El libro es una historia con final feliz, tal y como lo describía Rubén Amón

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