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¿Cómo está tu equipo? La técnica para saberlo en 5 minutos
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Mar Cabra

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Mar Cabra

¿Cómo está tu equipo? La técnica para saberlo en 5 minutos

Casi uno de cada cuatro trabajadores experimenta agotamiento mental cuatro o más veces al año. Preguntar regularmente es la clave para que no te pille por sorpresa

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Fuente: iStock

Es la paradoja de estos tiempos: tenemos más reuniones que nunca y en vez de sentirnos más conectados, cada vez nos sentimos más aislados en el trabajo. Está ocurriendo en casi todas las empresas: tanto las que siguen en remoto 100% como las que tienen entornos híbridos o las que han vuelto totalmente a la oficina.

Es un asunto complejo de analizar y es difícil apuntar el dedo a una sola causa. Sin embargo, suele haber un hilo común: la gran mayoría de las reuniones se centran en lo que hay que hacer y no en cómo nos sentimos.

¿En cuántas de tus reuniones has podido hablar de lo que te preocupa o estresa?

Convertir nuestras conversaciones en mera transacción, en vez de favorecer la relación, está haciendo mella en nuestra salud mental y en nuestra efectividad. Casi uno de cada cuatro trabajadores experimentan agotamiento mental cuatro o más veces al año, según una encuesta global de la empresa de software de productividad Asana a casi 11.000 personas.

Quiero proponerte una idea que quizás rompa tus esquemas: ¿y si empiezas algunas de tus reuniones invirtiendo tiempo en saber cómo se encuentran los asistentes? Lo puedes hacer en tan solo cinco minutos con esta sencilla técnica.

La técnica del chequeo del semáforo

Los tres colores del semáforo están en nuestro imaginario. Úsalos para ver cómo se sienten los asistentes a tu reunión. La pregunta es sencilla: ¿estás en rojo, en amarillo o en verde?

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Foto: Unsplash/@tsvetoslav.

'Verde' significa que estás en un buen momento y tienes la energía necesaria para afrontar tu día de trabajo. Quizás dormiste bien hoy o te sientas especialmente equilibrado/a tanto física como emocionalmente.

'Amarillo' significa que estás 'bien, pero…'. Hay algo que hoy no está del todo bien en ti. Puede que tengas una situación estresante con la que lidiar en casa, o demasiado trabajo, o tengas dolor de cabeza: lo que sea que esté afectando a que no te sientas capaz de estar al 100% de tu capacidad hoy.

'Rojo' significa que hoy no es tu día y que estás haciendo un verdadero esfuerzo por estar concentrado/a en la tarea. Puede que no hayas pegado ojo en toda la noche, que estés angustiado/a por la situación de incertidumbre, que te sientas presionado/a por una circunstancia difícil en el trabajo. Lo más probable es que hoy no puedas ser tan efectivo/a como otras veces.

Diferentes opciones para compartir

Hay diferentes maneras de hacer la pregunta sobre los colores, en función del tiempo y de cómo de seguras se sientan las personas para hablar abiertamente sobre cómo se encuentran.

Lo ideal es escuchar a todos los asistentes, que pueden decir el color y, si quieren, explicar brevemente el porqué de su elección. Una vez que se convierte en rutina de equipo y lo habéis hecho varias veces, puede acabar siendo tan rápido como 20 segundos por persona.

Se puede hacer de diferentes maneras, más anónimas o más personalizadas

Otra manera de ponerlo en marcha es haciendo que se levante la mano (presencial o virtualmente), color por color, y parando a preguntar si alguien de cada color quiere compartir.

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Foto: Moodmeter.

Si es una reunión grande, o en entornos donde se puede temer el señalamiento, quizás hacer una encuesta anónima es la solución. Zoom permite hacer votaciones fácilmente y si la reunión es presencial, te puedes apoyar de alguna herramienta gratuita como Mentimeter.

Otra técnica parecida, que ayuda a medir la temperatura de la habitación, es enseñar un Moodmeter (medidor de estado de ánimo) y preguntar con qué palabra se sienten más identificados en este momento.

¿Por qué hacerlo?

No solo somos trabajadores, somos sobre todo personas. Generar espacios o momentos de conexión a nivel más humano es fundamental para sentirnos motivados hacia el trabajo que tenemos entre manos. Esta técnica es utilizada por empresas y organizaciones de todo el mundo para establecer esos lazos personales y, a su vez, actuar en función de cómo estén los equipos.

“Nos ayuda a entender dónde está cada uno, cuál es la energía del equipo y cómo esto debería o podría influir la reunión”, explicaba Marcus Wermuth, cuando era líder del equipo de ingenieros de la empresa de software Buffer. “Además, ayuda a normalizar que está bien sentirse en amarillo o rojo a veces”.

Es fundamental que cuando se haga la ronda, los jefes y las jefas también se muestren vulnerables y lideren con el ejemplo. Solo si ellos lo hacen, los demás se abrirán. Si el jefe siempre está en verde (lo cual no sería cierto), no genera la confianza que el ejercicio requiere.

Foto: Foto: iStock. Opinión

Una acción necesaria

Yo misma enseño esta técnica en mis talleres a empresas y organizaciones, y es una de las recomendaciones que hago que más se llevan a cabo exitosamente luego. Al hacerla en mis formaciones, he visto situaciones que refuerzan la necesidad de hacer preguntas cómo estas.

Hace unos meses, estábamos unos veinte jefes de equipo en una sala y otros tantos seguían la sesión a través del ordenador. Fui pasando color por color: la mayoría estaba en amarillo. Al preguntar: “¿quién está en rojo?”, una persona levantó tímidamente la mano.

“¿Quieres compartir qué te lleva a estar en rojo hoy?”, le dije.

Se hizo el silencio. Y en seguida, le cambió la cara y empezaron a caer lágrimas de sus ojos. Tras unos segundos, dijo: “No puedo más, estos dos años de pandemia han sido muy duros”.

Sus compañeros estaban atónitos: la mayoría no tenía ni idea de su sufrimiento, a pesar de estar trabajando con ella mano a mano, todos los días.

Si no preguntamos, no sabremos cómo realmente está la otra persona

Le reconocí la valentía de compartir y de mostrar su vulnerabilidad ante sus compañeros. Y la magia ocurrió después: algunos se acercaron a darle un abrazo y otros le mostraron su apoyo luego. Empezaron a acompañarle en un camino en el que ya no estaba sola.

Preguntar ayuda a enterarnos de que cuestiones así están ocurriendo. No vale con el “¿qué tal?” en los pasillos o en el chat, porque normalmente la respuesta suele ser un simple “bien”, más automático que verdadero.

Creemos espacios de autenticidad, donde podamos mostrarnos como somos y como estamos en cada momento, entendiendo que son momentos difíciles y que no siempre estamos al 100%. Con acciones así podremos empezar a mitigar los crecientes problemas de salud mental y de desconexión laboral.

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Es la paradoja de estos tiempos: tenemos más reuniones que nunca y en vez de sentirnos más conectados, cada vez nos sentimos más aislados en el trabajo. Está ocurriendo en casi todas las empresas: tanto las que siguen en remoto 100% como las que tienen entornos híbridos o las que han vuelto totalmente a la oficina.

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