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¿Es difícil borrar una cicatriz? Siete verdades que debes saber
Cremas, láminas de silicona, láser… El arsenal para combatirlas no deja de crecer. Seleccionar bien la técnica y elegir el momento adecuado son cruciales para lograr los mejores resultados
Se dice que “de cada herida hay una cicatriz, y cada cicatriz cuenta una historia. Una historia que dice: sobreviví”. A pesar de esto hay muchas que nos gustaría hacer desaparecer, como las producidas por un accidente o por una cirugía. Por ello hoy os voy a contar siete cosas sobre este tipo de alteraciones estéticas que quizá no sabías.
Ninguna técnica las elimina por completo
Algunas cicatrices pueden suponer un importante problema estético (las producidas por un accidente o una cirugía), limitar la movilidad (si están sobre las articulaciones, por ejemplo) e incluso picar o doler de manera intensa. Aunque es importante remarcar que ninguna técnica es capaz de eliminarlas por completo, la combinación de distintos tratamientos puede conseguir resultados muy satisfactorios, mejorar la autoestima del paciente y su movilidad, así como eliminar el incómodo picor.
No hay que esperar para tratarlas
Hace algunos años cuando un paciente consultaba por una cicatriz se solía recomendar que “hay que esperar un año para ver el resultado final, hasta entonces no hagas nada, salvo protegerla del sol”. Hoy en día hay suficiente evidencia científica como para recomendar su tratamiento precoz, en algunos casos incluso el mismo día de la retirada de los puntos. Conociendo las fases de la cicatrización y actuando precozmente sobre ellas (con láseres, crioterapia, infiltración de fármacos…), los dermatólogos podemos modular a nuestra conveniencia el desarrollo de la cicatriz. Por tanto, cuanto antes se empiece a tratar una cicatriz con riesgo de resultar antiestética, mejor.
No todas las cicatrices son iguales
Hay distintas maneras de clasificar las cicatrices. Por ejemplo, se pueden clasificar según su origen: traumáticas (por un accidente), secundarias a patologías dermatológicas (acné, varicela, viruela), quirúrgicas, etc. Sin embargo, la clasificación que más se suele emplear es la que lo hace en función de si hay un exceso o defecto de tejido.
- Atróficas: por falta de colágeno y fibras elásticas. Son cicatrices deprimidas y hundidas. El ejemplo clásico son las cicatrices de acné que afectan a la cara.
- Hipertróficas: hay un exceso de cicatrización y, por consiguiente, la cicatriz tiene cierto volumen, pero no sobrepasa los límites de la herida o lesión que la provocó.
- Queloides: en este caso también hay un exceso de fabricación de colágeno, sobrepasando la cicatriz los límites de la herida o lesión inicial. Suelen aparecer en zonas de mayor tensión de la piel como el pecho, la espalda y los hombros.
La clave del éxito está en combinar técnicas
En el caso de las cicatrices atróficas (hundidas), el objetivo principal es aumentar la fabricación de colágeno para igualar el nivel de la piel. Para ello utilizamos láseres fraccionados ablativos (CO₂), láseres no ablativos (Fraxel) o el sistema Tixel. Son tratamientos eficaces pero lentos. Tras una única sesión, las cicatrices continuarán mejorando durante meses.
En el caso de las cicatrices hipertróficas y los queloides, los objetivos principales son el aplanamiento de la cicatriz, la mejora del color (pueden estar rojas o pigmentadas) y la textura, así como la disminución del dolor o del picor. Para ello podemos emplear, en la misma sesión o de manera secuencial, distintas herramientas: láseres vasculares, crioterapia, infiltración de fármacos (corticoides u otros fármacos), láseres fraccionados, etc.
Tratar con bótox y ácido hialurónico
Si bien estas sustancias son más conocidas por su uso en dermatología estética para mejorar arrugas de expresión y corregir la falta de volumen, respectivamente, en algunas cicatrices pueden tener su utilidad.
El ácido hialurónico se puede utilizar para rellenar algunos tipos de cicatrices atróficas (hundidas) de manera inmediata, con una duración de entre varios meses a un año.
La toxina botulínica (bótox) se ha empleado recientemente para el tratamiento de queloides, ya que, al reducir la tensión (recordemos que esa sustancia actúa relajando los músculos), parece que podría mejorar este tipo de cicatrices. Todavía no se usa de manera rutinaria, pero sin duda es una técnica muy interesante y que probablemente tendrá su papel en un futuro no muy lejano.
Las cremas son poco efectivas
A pesar de la popularidad de ciertos productos (rosa de mosqueta, aloe vera, árbol del té…) para el tratamiento de las cicatrices, las únicas sustancias que han demostrado de manera científica cierta utilidad para el tratamiento y la prevención de las cicatrices hipertróficas y los queloides son la silicona (en forma de gel o en parches) y las cremas con corticoides de potencia alta.
Los parches o láminas de silicona funcionan mejor que las cremas de silicona para mejorar la cicatriz. En relación con el sol, quería comentar que solemos recomendar la fotoprotección de la cicatriz por dos razones: para que no se pigmente y para que no degenere. Las cicatrices tienen más tendencia a desarrollar cáncer de piel que la piel normal.
Unas zonas cicatrizan bien y otras mal
En ocasiones, muchos pacientes desean extirpar un lunar u otra lesión y nos preguntan si les quedará cicatriz. Es importante saber que hay zonas de la piel que tienen poca tensión, como es la cara, por lo que las cicatrices suelen ser finas y tienden a desaparecer. Sin embargo, otras zonas tienen más tensión, como la espalda, el pecho o los hombros, y si realizamos una extirpación o tenemos una herida en esta zona, la cicatriz suele ser más perceptible. Por ello consulta con tu dermatólogo las probabilidades de que la cicatriz de una extirpación se haga grande o incluso se convierta en un queloide.
En resumen, si tienes una cicatriz, trátala cuanto antes. Es importante clasificar la cicatriz en atrófica, hipertrófica o queloidea para así instaurar el tratamiento más adecuado.
La clave para conseguir eliminarlas consiste en combinar técnicas como el láser, infiltraciones de fármacos, crioterapia o bótox. Desafortunadamente, las cremas son poco efectivas. Las láminas de silicona son útiles para aplanar la cicatriz.
Por lo tanto, si tienes una cicatriz poco estética, acude a tu dermatólogo, que seguro te puede ayudar. Y no olvides lo que decía Steinbeck: "Estar vivo es tener cicatrices".
Agradezco al Dr. Jose Luis Ramírez, dermatólogo especialista en el tratamiento de cicatrices, su ayuda para escribir este artículo. Haz que la calidad de tu piel sea una prioridad. Somos nuestra piel. Por eso es muy importante que estés al día de toda la información actualizada.
Se dice que “de cada herida hay una cicatriz, y cada cicatriz cuenta una historia. Una historia que dice: sobreviví”. A pesar de esto hay muchas que nos gustaría hacer desaparecer, como las producidas por un accidente o por una cirugía. Por ello hoy os voy a contar siete cosas sobre este tipo de alteraciones estéticas que quizá no sabías.
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