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Por qué debería importarte la salud mental de los periodistas
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Mar Cabra

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Mar Cabra

Por qué debería importarte la salud mental de los periodistas

Tener información de calidad depende de que haya periodistas saludables, pero los niveles de estrés y de quemazón están en récords históricos. El coste para la democracia es alto

Foto: Foto: Unsplash/Nik Shuliahin/@tjump.
Foto: Unsplash/Nik Shuliahin/@tjump.

¿Qué pasaría si entraras a quirófano y vieras que a tu cirujano le está temblando el pulso en la mano con la que te tiene que operar? A mí, me entraría miedo. Y si pudiera, le diría al cirujano: “Doctor, prefiero que me opere otra persona. Espero que se recupere pronto”.

Cuando ese ‘temblor’ no es físico, sino mental, es más difícil de observar. Y más si al profesional en el que confías no le tienes al lado. ¿Alguna vez te has preguntado cómo estará el o la periodista que escribe las noticias que lees? Ya te lo confirmo yo: probablemente estresado/a y con algún tipo de problema de salud física o mental.

No es solo mi opinión. Según los datos de la encuesta más longitudinal que se ha hecho sobre los efectos de la pandemia en el periodismo, el 70% de los encuestados identificó la salud mental como el reto más difícil al que se enfrentan. Esas respuestas son de hace casi dos años. Estoy segura de que la situación ha empeorado en este tiempo.

La salud mental de los periodistas afecta a la calidad de las noticias

Que muchos periodistas estén ‘temblando internamente’ al ejercer el oficio tiene un efecto sobre todos nosotros. Tener información veraz es clave, sobre todo en estos momentos en los que las guerras no solo se luchan con tanques, sino con desinformación. Necesitamos profesionales en su mejor estado de salud para distinguir entre realidad y ficción, para separar el grano de la paja y trasladarnos lo que es importante.

Los periodistas, que sustentan el cuarto pilar de la democracia, no están sanos y ese pilar puede colapsarse. Es un riesgo estructural que no nos podemos permitir: está en juego la calidad democrática, la sociedad como la conocemos.

Una situación insostenible

La invasión rusa de Ucrania ha dado la puntilla a muchos redactores y editores, tremendamente agotados tras dos años de pandemia en los que se han consumido más noticias que nunca. Han sido respondedores de primera línea a la crisis sanitaria. Ahora, tengo compañeros que han trabajado de continuo desde el inicio de esta guerra el 24 de febrero, hace ya 10 días. No solo hablo de aquellos reporteros que están sobre el terreno, sino de los que están en la redacción. Las noticias no esperan al sueño, ni respetan los fines de semana, y los medios están en mínimos históricos de plantilla.

Si a eso le sumamos que, en el periodismo, la cultura del cuidado es casi inexistente, se produce la tormenta perfecta: en un momento en el que tener información precisa es fundamental, pocos profesionales tienen que hacer más trabajo que nunca, sobre temas complejos y en constante evolución, con niveles de presión altamente elevados y casi sin descanso, durante años.

La investigación es clara: demasiado estrés, durante demasiado tiempo, siempre, siempre, siempre lleva a problemas de salud física y mental. Además, cubrir eventos como una pandemia o una guerra puede traumatizar, no solo a los que lo viven en directo, sino a los que están en contacto constante, a través de imágenes o testimonios (se conoce como trauma vicario). El lector puede decidir no leer noticias. Los periodistas no.

Foto: Foto: Unplash/@mathewgay. Opinión

Ya se están produciendo resultados negativos. A nivel físico (problemas de sueño, digestivos, pérdida de pelo, alteraciones de regla…) o mental (bajas por depresión, un creciente número de casos del síndrome del trabajador quemado, síndrome de estrés postraumático…). Hay decenas de periodistas que están diciendo: no puedo más, me voy a hacer otra cosa. Yo soy una de ellos.

Un riesgo inasumible

No nos podemos permitir una 'gran dimisión' en el periodismo, una fuga de talento masivo hacia otras profesiones más saludables o mejor pagadas. La desinformación está llamando a la puerta con demasiada presión, la sociedad requiere ser informada por los mejores profesionales en estos momentos inciertos. Yo creo que la solución está en hacer que el periodismo sea más saludable, en que los medios de comunicación sean entornos menos tóxicos.

Me gustaría decirte que tengo la fórmula mágica: apliquémosla y todo irá bien. Pero la tormenta que describía antes tiene muchas piezas interconectadas y el cambio a realizar es sistémico. Por eso, todos podemos contribuir a mejorar este sistema roto.

Que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Gran parte de mi tiempo lo dedico a impulsar una fundación llamada The Self-Investigation (La Autoinvestigación), en la que trabajamos por el futuro del periodismo cuidando de la salud de los periodistas. Ver a mis compañeros de profesión con niveles de estrés récord cuando apareció el coronavirus fue un catalizador para crearla. Su labor es demasiado importante.

Foto: Foto: Unsplash/Alex Kotliarskyi @frantic. Opinión

Llamada a la acción

Tras dos años formando a más de 750 periodistas y editores de todo el mundo, hemos visto que la necesidad es tan grande que hemos creado una academia online, con vídeos pregrabados para poder llegar a más personas, para poder escalar nuestros servicios. Creemos en la formación como herramienta de prevención, en enseñar a estar bien, para poder responder adecuadamente cuando llegan las crisis. Para no quemarse cubriéndolas.

No estoy aquí para venderte mi moto, ni para decir que somos los únicos. En EEUU, el Dart Center lleva años enfocándose en cómo mitigar el trauma entre periodistas; en el Reino Unido, la Headlines Network promueve conversaciones sobre salud mental en los medios; Vita Activa tiene una línea de apoyo de primeros auxilios psicológicos en español, y el medio peruano Convoca acaba de lanzar un espacio online para visibilizar recursos para el desarrollo humano en el periodismo.

La mayor parte de nosotros nos financiamos con subvenciones y donaciones. Si crees en nuestra misión, puedes hacer una contribución económica a nuestras organizaciones para que sigamos trabajando.

Pero tampoco escribo esto para pedirte dinero. Quiero hacerte conocedor de este problema que me ocupa y preocupa, que quizás desconozcas, y que te afecta. Apoyar con tus conocimientos (de psicología, gestión de estrés, coaching, etc) es otra manera de contribuir a la mejora, de conseguir que todos estemos mejor informados.

Todos podemos apoyar para que el periodismo sea una profesión saludable

Si trabajas en un medio, te sugiero que pidas apoyo. No sigas pensando que puedes con todo. Si eres editor o jefe/a, es el momento de sostener humanamente a tu equipo y cuidar de su salud mental. No te arriesgues a perderlos. Tampoco te olvides de algo importante: recuerda ponerte la mascarilla de oxígeno a ti también, antes de ponérsela a los demás.

Y si nada de esto te resuena y crees que eres un 'simple lector', también puedes hacer algo. El Confidencial, así como otros medios, tienen un modelo de suscripción. Si te suscribes, contribuirás a que haya más fondos para un periodismo de calidad, a que la crisis económica no pese tanto en los medios y realmente puedan poner el foco en su mayor activo: sus periodistas. Es urgente un periodismo de calidad y para ello es requisito indispensable tener periodistas saludables.

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¿Qué pasaría si entraras a quirófano y vieras que a tu cirujano le está temblando el pulso en la mano con la que te tiene que operar? A mí, me entraría miedo. Y si pudiera, le diría al cirujano: “Doctor, prefiero que me opere otra persona. Espero que se recupere pronto”.

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